El Celta se reencontró con la victoria cinco partidos después -había encadenado cuatro sin vencer entre Liga, Copa y Europa League- tras doblegar al Osasuna, en un partido que encarriló Pione Sisto en el primer tiempo pero en el que sufrió más de lo que dice el resultado, pues sólo hasta la recta final, con goles de Jozabed y Aspas, sentenció al colista.

El Celta se apoyó en la creatividad de Rossi y en las carreras de Pione Sisto para crear peligro en la primera parte. Su dominio fue abrumador ante un Osasuna que se conformó con defender y contragolpear. Demasiado conservadurismo en un equipo que está al límite como el navarro.

El Celta arrancó sin muchos de sus habituales titulares. Berizzo reservó a Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia, Tucu Hernández o Iago Aspas para la vuelta de los dieciseisavos de final de la Europa League contra el Shakthar, demostrando que no da por perdida la eliminatoria pese al 0-1 que lograron los ucranianos en Balaídos.

Y el plan B funcionó. Radoja, Marcelo y Wass dominaron en el centro del campo; Bongonda y Pione Sisto hicieron daño con su velocidad en las bandas; y Rossi aprovechó los minutos para reivindicarse. Necesita más minutos el italiano, que generó peligro cada vez que entró en contacto con el balón.

Mejoró el Osasuna tras el paso por los vestuarios, perdonó y lo pagó, pues a partir de ahí casi ni generó el peligro. El Celta se enchufó con la entrada de Jozabed y Aspas, que precisamente fueron los que marcaron el segundo y el tercero en la recta final del partido: el primero con un gran remate de cabeza y el segundo tras picar ante la salida de Sirigu.