Uno de tres. El Liceo dio el primer paso necesario para la conquista de la Copa del Rey al vencer ayer en cuartos de final a un ordenado Lloret (3-1) en un partido con más efectividad que brillantez en el juego. Los verdiblancos tuvieron muchos problemas para encontrar su marcha habitual de velocidad y se contagiaron de la falta de ritmo del rival. Casi caen en la trampa pues los catalanes dispusieron de una falta directa con 2-1 en el marcador que hubiese cambiado el rumbo del duelo. Malián siempre responde cuando se le necesita y Josep Lamas remató la faena. Para hoy, el nivel sube. El conjunto de Carlos Gil se enfrenta al Barcelona en semifinales (17.00 horas), que se deshizo del Voltregá (6-3). Solo tendrá opciones si saca su mejor versión. Todavía no se ha visto en Alcobendas. Pero se le espera.

Y es que la victoria ante el Lloret dejó cosas positivas, pero también negativas. Los coruñeses no fueron contundentes en ataque. Crearon ocasiones, desperdiciadas por falta de puntería. Otras con mala suerte, con dos palos (Di Benedetto y Coy). Se empeñaron en entrar por el centro, con pocas alternativas para enfrentar el cambio de defensas ordenada por Manolo Barceló. Y de nuevo fallaron a bola parada (dos directas de Pérez y Lamas). En defensa, solo encajaron un gol, pero la sensación de peligro en cada contra dejaba temblando a Malián. Y el Barça no es el Lloret. En su cuenta positiva, que no necesitó un gran derroche físico y Gil repartió bien los minutos. Todos están implicados. Josep Lamas dio un paso al frente para echarse el equipo a la espalda, una responsabilidad que en los últimos partidos había recaído casi exclusivamente en César Carballeira. Coy salió a por todas. Payero dio velocidad en los minutos en los que estuvo en pista. Toni Pérez siempre lo intenta y algún día la bola tiene que entrar.

El resumen del partido contra el Lloret puede ser ese. Aprobado pero necesita mejorar. Hubo dos Liceos. El que dominó y puso velocidad, sobre todo en la primera parte. Fue cuando cimentó su ventaja, con el 2-0 con el que se llegó al descanso. El Lloret avisó en la primera jugada, con un palo de Marc Grau. Pero fue un espejismo. Le siguieron unos minutos en los que los verdiblancos, moviendo y moviendo la bola, buscaban el tiro de Carballeira, a Torres en el segundo palo. Hasta que apareció Josep Lamas para con un disparo cruzado desde fuera del área abrir el marcador y marcar el camino. Si lejano fue el tiro de Lamas, casi desde el centro de la pista fue el de Coy que se convirtió en el 2-0. Y no fueron tres antes de descanso porque a Di Benedetto, con tres contras seguidas, le falló el último remate y cuando lo hizo, este se fue al palo.

De la misma forma se inició el segundo tiempo, con Coy estrellando la bola contra el palo. Parecía que el Liceo sentenciaría, pero entonces el Lloret consiguió llevar el partido a su terreno, poco ritmo, amenazando con contras, obligando a los verdiblancos a pensar con defensas alternativas. Encima recortó distancia con un tanto de Marc Grau, que se encontró con un rechace y se movió a la perfección en el área. Llegó la ronda de directas sin que se moviera el marcador. Serra frenó a Toni Pérez; Malián a Farré. Pese al nerviosismo de marcador, el Liceo estaba tranquilo. Y más cuando un Lamas acertado volvió a hacer de las suyas al inventarse un gol donde casi no había hueco. Malián, con una parada en una contra, apuntaló el triunfo.