A veces las cesiones se vuelven en contra del equipo que libera al jugador y ese drama lo vivió el Granada el día menos propicio al ver cómo un tanto del venezolano Darewin Machís decantaba un duelo clave para la zona de la clasificación baja ante el Leganés.

En el arranque, el encuentro cumplió con las expectativas previas. Se sabía que iba a ser duro, igualado, poco vistoso e intenso. Lo habitual cuando se enfrentan dos equipos que luchan por el mismo objetivo.

Mientras los granadinos esperaban su momento sin preocuparse por no tener la iniciativa, el reposo en el descanso le sentó de maravilla al anfitrión, que asomó del túnel mostrando los colmillos y con furia en la mirada. Los locales necesitaban al menos un gol. Había once hombres sobre el césped para meterlo pero de todos tuvo que ser el que más daño moral podía hacer. Darwin Machís había vuelto el pasado verano a Granada tras despuntar en la categoría de plata con el Huesca. Sin embargo en el club prefirieron enviarle de nuevo como cedido, esta vez con rumbo al Leganés. Ayer los condenó.