La reina reclama su trono en Budapest. Tras la primera jornada, Katie Ledecky ya suma dos oros, es la nadadora con más en la historia, con once, y no parece que haya nadie que pueda pararla. Además, tomó ventaja con sus principales rivales, la húngara Katinka Hosszu y la sueca Sarah Sjostrom, que ayer no pudieron anotarse ninguna victoria por las dos de la estadounidense en 400 y 4x100 libres. La escandinava, sin embargo, se apuntó a su cuenta particular un récord del mundo, el que batió en la primera posta del relevo con unos estratosféricos 51.71, la primera mujer que nada por debajo de la barrera de los 52 segundos, y hoy es favorita en la final de 100 mariposa. La magiar, lo será en la de 200 estilos. La competición se aprieta.

Pero la que marcó los primeros goles y lleva ventaja es Ledecky. Incontestable su dominio en el fondo. Los 400 libres fueron un paseo triunfal, si bien no pudo batir su propio récord del mundo. Paró el crono en 3.58.34, récord de los campeonatos, pero lejos de sus 3.56.46 realizados en Río. El ritmo de la estadounidense es tal que a sus 20 años ya se le empieza a cuestionar porque no consigue rebajar sus tiempos cada vez que se tira a la piscina, como acostumbra. Quizás es porque no tiene rival que le apriete hasta los últimos metros. Su compatriota Leah Smith llegó a tres segundos (4.01.54) y la china Bingjie Li, de 15 años, se hizo con el bronce con 4.03.25.

También formó parte del relevo estadounidense que ganó por delante de Australia y Holanda, aunque el mérito fue más de sus compañeras Mallory Comerford y Simone Manuel. Ledecky realizó una posta por debajo de los 54 segundos (53.83), pero lejos de los 51.71 con los que la sueca Sarah Sjostrom abrió la final para su país. Buena jornada para Estados Unidos, que también se anotó el relevo masculino de 4x100 libres, aunque de forma más ajustada con respecto a Brasil y Hungría.

La otra final de la jornada deparó la revancha del chino Sun Yang sobre el australiano Marck Horton en 400 libres. El aussie logró el oro en Río e hizo llorar al asiático. Ayer Yang dominó cómo y cuándo quiso la distancia. Cuando tocó la pared, se giró e hizo un gesto hacia Horton, exhausto. Tercero fue el italiano Gabriele Detti.