Ya no es ninguna novedad que las mujeres son el motor del deporte español. Hace 25 años que Miriam Blasco abrió la senda con su oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, un camino que se culminó en los de Londres 2012, en los que ellas aportaron más medallas que ellos por primera vez en la historia. Desde entonces, el poderío del deporte femenino español es una constante. El Mundial de natación, disputado durante las dos últimas semanas en Budapest, ha supuesto una nueva confirmación. Seis medallas, todas de mujeres: un oro y dos platas de Mireia Belmonte en la piscina; dos platas de Ona Carbonell en sincronizada y la plata de la selección de waterpolo. Talento, sacrificio y competitividad de una generación irrepetible.

Y es que Mireia Belmonte se ha ganado por derecho propio el título de mejor nadadora española de todos los tiempos, ya sea en categoría masculina o femenina. Y puede tutear a cualquiera de otra disciplina para luchar por ser la mejor deportista de la historia. Su nombre ya aparece al lado de los grandes. En la actualidad, solo Ruth Beitia, Carolina Marín y Garbiñe Muguruza pueden hacerle sombra. Después de proclamarse campeona olímpica en Río 2016, a Belmonte solo le faltaba en su palmarés el oro mundial que se le resistía y que llegó en Budapest con su 200 mariposa.

Ona Carbonell ya puede equipararse a los otros grandes nombres de la sincronizada española: Gemma Mengual y Andrea Fuentes. Es una apuesta segura, una figura mundial a la hora de bailar sobre el agua. Superó a la primera en número de medallas mundialistas. La segunda todavía tiene más en Juegos, pero Carbonell, con 27 años, promete guerra de cara a Tokio 2020. El equipo español, que vive un proceso de regeneración, le busca una pareja competitiva con la que pueda brillar en el dúo ya que el solo no entra en el programa olímpico. Paula Ramírez parece la apuesta. En Budapest fueron quintas.

La selección de waterpolo, por su parte, repite milagro. Olvidadas y sin sus principales figuras -retirada Jennifer Pareja y con Mayca García en año sabático-, volvieron a subirse al podio de la mano de la mejor portera del mundo, Laura Ester. Solo la mayor potencia mundial, Estados Unidos, pudo frenarlas en Budapest. Subcampeonas olímpicas en Londres 2012, campeonas del mundo en Barcelona 2013, campeonas de Europa en 2014 y en 2017, subcampeonas del mundo. Una guerreras de oro.