"Cuando era pequeño e iba a la playa en O Grove, muchas veces veía a lo lejos Ribeira y me preguntaba: ¿Será capaz alguien de ir nadando hasta allí? Ahora ya sé que sí", bromea César Lamas. El coruñés fue uno de los 18 nadadores que el pasado sábado recorrieron a nado los trece kilómetros de la ría de Arousa. El abrazo al llegar a la playa de Coroso de Manolo O Nacho, en pie pese a no poder caminar, bien valió las cuatro horas en el agua. Y es que el único objetivo del Arousamn, como se conoce la prueba, fue el de recaudar fondos para la Asociación Sarela, que busca dar visibilidad y ayudar a las personas con daño cerebral adquirido y sus familias. Lo importante no era ganar sino el fin en sí mismo. La arenga previa en la playa les enseñó el camino a seguir. "Teníamos que acabar por ellos", decían al llegar.

Y es que ninguno de los que tomó la salida a las nueve de la mañana en O Grove se rindió pese a las duras condiciones de un día que comenzó con mucha niebla y que terminó con mucho viento de componente sur. "Incluso hubo que desviar a varios barcos que iban a pasar por el mismo sitio que los 18 nadadores y 6 kayakistas que estaban en el agua", indica Juan, hermano de Manolo, por el que se celebró la primera edición de la travesía en 2015, y uno de los organizadores. La seguridad es vital, por eso había casi más barcos de apoyo que participantes. "Esto no es como nadar en una playa, que si te cansas solo tienes que volver. En esta travesía si quieres parar en el medio, la tierra más cercana te queda a siete kilómetros", añade. El primer grupo, en el que iba César Lamas, llegó a la una del mediodía; el segundo, una hora después. "Llegaron los 18 y los 18, sobre todo, muy cansados".

"Estaba un poco falto de forma. Me apunté a última hora, no había pensado hacer tan pronto una distancia tan larga, pero lo hice por solidaridad", reconoce César Lamas, cuyo principal objetivo será la décima edición de Coruña 10.000, que se disputará el próximo 1 de octubre. Él es uno de los cuatro nadadores que llevan nueve de nueve. "Es un poco más distancia de lo que estoy acostumbrado a hacer. Me tocó sufrir un poco, el oleaje me fue castigando y también tanto tiempo en el agua", analiza sobre el desarrollo de la carrera. "Entre la primera hora y la segunda, el pasar de los tres kilómetros y medio a los siete, para mí fue lo más duro. Me llegué a plantear si sería capaz de terminar, porque me entró agua en el neopreno y pasé un poco de frío", continúa. El coruñés iba en el grupo de cabeza, con gente que se entrena para hacer la Batalla de Rande, de 27 kilómetros. "Dijeron que llevaban entrenados 700 kilómetros este año. Yo no creo que llegue a los 100", apunta Lamas. El final también se hizo cuesta arriba: "Empezamos a ver bateas, la línea que parecía que era la playa... pero todavía quedaba mucho. Veías la playa y no dabas llegado y eso me acabó pasando factura".

Como estrategia, "ir pasando las horas". "En vez de contar kilómetros, contaba horas porque además cada hora teníamos avituallamientos. Y muy generosos. La verdad es que la organización estuvo de diez. Lo dieron todo", añade el coruñés. La causa solidaria también le daba un objetivo especial a la prueba: "En una travesía así y encima, con las condiciones del día, en los que por momentos no veíamos nada, éramos totalmente dependientes de las lanchas y podías sentir una cierta empatía con los enfermos y sus familias. Te ponías en su piel. Para nosotros solo fueron cuatro horas. Para ellos es así un día detrás de otro".

Lo peor fue el mal tiempo. Y no solo porque los nadadores tuvieron unas peores condiciones en el mar. La recaudación, pese a que la participación casi se triplicó -en 2015 fueron siete y en 2017, 18- se resintió porque la playa estaba vacía para vender los productos oficiales del Arousaman. "En la primera edición sacamos para pagar la cuota de socio de la Asociación Sarela para los próximos 22 años. En esta, aún estamos sacando para pagar los gastos de la prueba. Vendemos el material en la página www.arousaman.com, para todos aquellos que quieran colaborar", concluye Juan.