Campeón de Europa y del mundo. Rubén Río (A Coruña, 1997) cerró su etapa júnior con la selección española de la mejor manera al colgarse el oro en el Mundial que se disputó en Argelia. Fue un campeonato "duro, de infarto" que España superó como una familia y luchando desde el minuto uno del primer partido hasta el último segundo de la prórroga de la final.

- Qué bien suena: Rubén Río, campeón del mundo.

-Estoy todavía que no me lo creo. Es que además fue un campeonato en el que tuvimos que pasar por dos prórrogas, en los cuartos de final y en la final. Estuvo todo muy, muy igualado, muy exigente. Fue un torneo de altas pulsaciones y nos costó ganarlo.

- ¿Así sabe mejor?

-Está claro que así sabe mejor. Al final, cuando es así sufrido, lo saboreas mucho más, pero cuando ya lo has ganado. Durante el torneo hubiese preferido ganar de más e ir más tranquilo. No nos quejamos porque ha sido espectacular. Estamos todos muy contentos.

- ¿Supone todavía más honor saber que, con todas las generaciones doradas que tuvo España, son los primeros en colgarse el oro mundial júnior?

-Para nosotros es la leche ser campeones del mundo, pero es que además no creo que haya otra generación que haga el doblete de Europeo y Mundial. Lo valoramos ahora y a medida que seamos más mayores, lo valoraremos todavía más.

- ¿Cuáles fueron las claves para ganar este Mundial?

-Hubo tantas... pero tuvimos la suerte de los campeones. En la final Dinamarca tiró un penalti para ganar ya con el tiempo cumplido y lo paró nuestro portero -el lalinense Xoán Ledo- y nos mandó a la prórroga. Y en la prórroga, a tres segundos para el final, el extremo danés tiró solo para ganar, falló, cogimos el rebote y marcamos gol de campo a campo. Es para no creérselo. Dicen que fue la final más espectacular de la historia de los Mundiales júnior. Y también estoy muy contento por lo que nos encontramos allí, en Argelia, que íbamos con miedo por ser un país diferente y nos sorprendió mucho. Todo el mundo fue muy atento con nosotros, el país se volcó y éramos como ídolos. Además, dejaron entrar gratis a la final y jugamos ante ocho mil personas.

- ¿También influyó que son un grupo muy unido que lleva junto muchos años?

-La clave de nuestro éxito es que somos una familia de guerreros. No hemos perdido ningún partido oficial desde que somos júnior. Luchamos hasta el final, nunca damos nada por perdido. Una familia unida y con este carácter competitivo, es muy difícil de ganar. Al principio del campeonato no nos encontrábamos cómodos en la pista y tuvimos una charla en la que cada uno dijo qué creía pasaba y lo que faltaba al grupo. Eso hizo que el equipo tirara para arriba y a partir de ahí ya no hubo quién nos parara. Íbamos a por la medalla y seguramente hubiésemos valorado también la plata y el bronce, pero no la hubiésemos disfrutado ni una décima parte que este oro.

- ¿Cómo analiza la final contra Dinamarca?

-Nuestro punto fuerte es la defensa y no supimos frenar a los daneses, nos metieron muchos goles fáciles. La verdad es que no nos sentimos cómodos en ningún momento sobre la pista. Pero tampoco nos rendimos nunca.

- Alemania era favorita y le sorprendieron en semifinales.

-Salimos muy centrados, le hicimos una defensa que ellos no se esperaban y les sorprendimos mucho. Tampoco nosotros nos esperábamos ganar tan fácil. No supieron qué hacer en ningún momento y nunca estuvieron cómodos.

- ¿Cómo valora su actuación?

-Empecé jugando mucho y no me sentí muy cómodo en la pista. La verdad es que pensaba que iba a jugar mejor. Pero al final somos un equipo, una familia, y cada uno tiene que aportar lo que puede en ese momento según su estado de forma. Y yo estoy contento con mi aportación y con la de todos los demás. Todos fuimos muy importantes en este Mundial.

- ¿En quién pensó cuando le colgaron la medalla?

-Obviamente en toda mi familia y en todos mis amigos, tanto los de A Coruña como los de Valladolid, que siempre me apoyan, tanto en los buenos como en los no tan buenos. Precisamente que estuviesen conmigo en los momentos malos es lo que hace que pensara en ellos cuando me colgaron la medalla y también cuando sonaba el himno. Sabía que ellos me estaban viendo y que estaban muy orgullosos de que estuviese aquí.

- ¿Y ahora qué espera de la próxima temporada?

-Ahora necesito un par de días de descanso y después ya pensar en la vuelta a Valladolid. Tengo que ser un poco más regular la próxima temporada. Fui muy importante el año pasado para el equipo, y jugué muchos minutos, pero tengo que ser más regular, más constante, para no marcar ocho o nueve goles un día y al siguiente, dos o tres.