En el Mundial de atletismo de Londres no hay atletas coruñeses compitiendo, pero sí una jueza. Dolores Rojas ha tenido que esperar hasta el último día para entrar en acción. Lo hará en las pruebas de marcha, especialidad de la que es juez internacional con una dilatada carrera a sus espaldas y con reconocido prestigio. De hecho, ella será la secretaria del jurado y, por lo tanto, la encargada de mostrar a los marchadores las descalificaciones. Un trabajo poco grato pero al que ya está acostumbrada.

En este Mundial la marcha presenta muchas novedades. Para empezar, todas las carreras se celebran el mismo día, una detrás de otra. Y, sobre todo, la inclusión por primera vez de la prueba de 50 kilómetros en categoría femenina. En la marcha tiene también la selección española sus últimas bazas de medalla. Es una especialidad marca de la casa, aunque con una baja sensible, la del veterano Jesús García Bragado, que no estará en la salida por primera vez en 24 años.

Una de esas es Miguel Ángel López, que defiende su corona de 20 kilómetros recuperado física pero sobre todo anímicamente de su decepción olímpica de Río, donde sólo fue undécimo. Su principal rival será el chino Wang Kaihua, líder del año.

En otro orden de cosas, Ruth Beitia, campeona de altura en los Juegos de Río 2016, inscribió su nombre en la lista de afectados por la resaca olímpica en los Mundiales de Londres y cerró su actuación en el último puesto, algo para ella insólito, duodécima con 1,88.

Cuatro años después de sufrir en los Juegos de Londres una decepción que la llevó a emprender un adiós del que felizmente se desdijo, Ruth Beitia, la mejor atleta española de todos los tiempos, ha vuelto a experimentar la cruz del atletismo en la capital británica.

Se enfrentaba con 38 años a sus octavos y, posibles, últimos Mundiales, como Bolt, de forma que han sido la despedida del más grande y también de la mejor atleta española de la historia.