La selección española firmó en Vaduz su triunfo más amplio ante Liechtenstein, en un partido sin exigencia del rival, que encarriló desde los primeros compases y en el que se divirtió para sentenciar también la diferencia de goles respecto a Italia, lo que sella virtualmente su pase al Mundial 2018. Solo tiene que ganar el próximo partido ante Albania.

Después de la intensidad que exigió el duelo con Italia en el Santiago Bernabéu, España encontró el partido más plácido posible ante el colista de grupo e impuso la abismal diferencia de calidad con actitud y hambre de goles.

No se había cumplido el minuto 3 y ya marcaba la selección con una falta lateral puesta por Silva que cabeceaba a placer Sergio Ramos. La humilde Liechtenstein que se llevó ocho de su visita a España pero perdía por un solo gol al descanso, en esta ocasión no pondría ninguna oposición en el primer acto.

Defensa de tres

Julen Lopetegui apostó por defensa de tres ante la poca mordiente de una selección que nunca ha marcado a España en ocho partidos. El dominio fue absoluto, solo existió un equipo sobre el césped y la unión de jugadores de toque como Thiago, Iniesta, Isco y Silva invitó a la diversión.

Capaz era el portero Jehle de realizar dos estiradas calcadas, a su lado izquierdo a disparos de Isco y Morata, como cometer una pifia monumental. Encajaba el segundo tanto al cuarto de hora en otro testarazo, de Morata a nuevo pase de Silva. Y un minuto después se hacía un lío con el balón en los pies para dejárselo a Morata que regalaba el tercero a Isco para que marcase a puerta vacía.

El monólogo español era aplastante. Liechtenstein, en un dibujo 4-1-4-1, no encontraba la forma de defenderse. Ni hablar la opción de atacar. Solo dispuso de una ocasión por un resbalón de De Gea. Nunca estuvo tan cerca de marcar a España, pero Polverino disparó al bulto.

El hambre de gol de Morata con el deseo de ganarse el 9 ante la ausencia de Diego Costa, se imponía en el duelo. Exigía al portero rival, acariciaba el tanto lanzándose a pase de Isco tras un taconazo de Pedro. Los defensas se aburrían tantos que Ramos se incorporaba al ataque y hasta Piqué se quedaba por momentos de delantero centro buscando el gol. Llegaba de nuevo con el sello de Silva, el mejor goleador de la era Lopetegui, con una falta a la escuadra.

El abultado triunfo no hizo que España levantase el pie del acelerador. Sabían la importancia de cada gol para sentenciar el pulso con Italia y en la segunda mitad machacó. Saltaron de inicio Nacho y Aspas y no tardo en hacerlo Deulofeu.

Morata estaba en todas. Remataba al travesaño en el quinto, que lo marcaba a puerta vacía Aspas aprovechando el rechace del portero; y firmaba el sexto a placer en la devolución del favor de Iago, con un bonito pase al espacio de primeras.

La movilidad de las piezas ofensivas españolas nunca pudieron ser frenadas por el rival. No bajó los brazos Liechtenstein que luchó con honra hasta el final. Jehle detuvo algún intento más de Morata pero nada pudo hacer ante el segundo de Aspas, aprovechando un rechace del disparo de Pedro para fusilar.

Ya en el tiempo de prolongación llegó el 0-8, obra de Göppel en propia meta tras un centro desde la derecha de Deulofeu para poner el broche a la goleada.