Los penaltis son una lotería, más en hockey sobre patines, con unas porterías tan pequeñas. Es como lanzar una moneda al aire y esperar con ansia de qué lado cae. Y al Liceo, cuestión de (mala) suerte, gafe o brujería, porque haberlas hailas, le suele salir la cruz. Y con ensañamiento porque Carlo di Benedetto estrelló contra el palo su lanzamiento y acto seguido el de Xavi Crespo se coló a regañadientes por debajo de Malián. Una condena extensible a toda la bola parada. Porque por ahí llegó la eliminación del equipo verdiblanco en las semifinales de la Supercopa de España en la que no podrá defender hoy en la final el título conseguido el año pasado. Dominaban los coruñeses con mano de hierro, pero la ventaja se les escapó en dos minutos de la segunda parte con un penalti y una falta directa ejecutados con maestría por Gerard Teixidó. Y no solo es que encajara estas dos acciones, sino que no aprovechó sus oportunidades de sentenciar con un penalti de Sergi Miras y una directa de Josep Lamas ya en la segunda parte de la prórroga.

Hubo dos partes. En la primera, en la que el Liceo, liderado por las paradas de Malián, dominó y tuvo ocasiones. De todas formas, algo fallaba. No encontraban el gol. Llegó con un tiro desde el centro de la cancha de Marc Coy en el que Carlo di Benedetto hizo la pantalla al portero, suficiente para que la bola se colara. También tuvo protagonismo el francés en el segundo, aunque la jugada la firmó Sergi Miras. El solito se internó en el área y marcó a placer, pero Di Benedetto andaba por allí molestando a los defensas, enredados con él, abriendo pasillo a Miras. Juan Copa quería encontrarle sitio en el sistema y al galo se le nota con confianza.

Todo estaba a favor del Liceo, pero dio un paso atrás y eso suele ser letal. El Voltregá lo notó y se vino arriba. Estaba mucho más cómodo, con la afición de su lado, que no dejó de animar. Los verdiblancos tuvieron pérdidas de bola por falta de concentración. Erraron pases. Parecían desconectados. Pero Malián era un seguro en la portería, un muro que los locales no conseguían derribar. Tuvo que ser a bola parada la única manera de conquistar sus dominios. Gerard Teixidó tuvo la sangre fría para batirlo primero con un penalti, que le costó al azul a Torres, y escasos dos minutos después, de falta directa por la décima infracción liceísta. Juan Copa, con rostro serio, le pedía a los suyos que finalizasen las jugadas, que lo intentasen por todos los medios. Carballeira sacaba el látigo desde donde fuera. No había puntería. No era el día. Se llegó a la prórroga, después a los penaltis. Y la inercia era favorable al Voltregá, que era quien iba en línea ascendente. Los errores de David Torres, Eduard Lamas, Carlo di Benedetto y Marc Coy en la tanda de lanzamientos, por el único acierto de Sergi Miras, pusieron la puntilla.