Rafa Nadal venció por un inapelable 6-2 y 6-1 al australiano Nick Kyrgios, octavo cabeza de serie, para hacerse con el Abierto de China, doce años después de lograrlo por primera vez y en las mismas instalaciones en las que ganó el oro olímpico en 2008.

Ante un Kyrgios iracundo, que protagonizó varios desplantes durante todo el partido y que fue penalizado por sus continuas protestas, Nadal sólo tuvo que mantener la cabeza fría, jugar el gran tenis que ha desplegado casi toda la temporada y esperar que el australiano se desquiciara para hacerse con su victoria 61 este año.

Kyrgios, de 22 años, golpeó vallas, lanzó raquetas, se lanzó hacia la red durante uno de los servicios de Nadal y aumentó su fama de enfant terrible del tenis actual.

El español, mientras tanto, cedió el protagonismo al espectáculo del australiano y se dedicó a ser infalible en el saque -no perdió ni un solo servicio y sólo tuvo cuatro bolas de rotura en contra-, a estar muy sólido desde el fondo de la red y a resistir cuando hizo falta los potentes cambios de ritmo de Kyrgios.

El australiano intentó a la desesperada lograr puntos de saque directo, después de haber sido en el actual torneo el que más aces consiguió, pero eso derivó en muchos puntos perdidos por doble falta.

Aunque la sangre caliente suele traicionar al australiano, lo cierto es que suele crecerse ante grandes adversarios, y ya ha sido capaz de ganar en anteriores partidos a los big four del tenis actual (Rafa Nadal, Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray).

Con Nadal, Kyrgios se había enfrentado hasta ahora en cuatro ocasiones, y la balanza estaba nivelada con dos victorias para cada uno, aunque las del australiano fueron en encuentros de alto voltaje (Wimbledon en 2014 y el Masters 1.000 de Cincinnati este año).

El Abierto de China es el sexto título que el tenista balear logra este año (tras Roland Garros, el Abierto de EEUU, Montecarlo, Barcelona y Madrid) y el número 75 de su carrera, lo que le deja a dos de superar a la retirada estrella estadounidense John McEnroe (con 77 títulos), cuarto jugador de la historia.