El Atlético de Madrid logró una victoria sin brillo en Balaídos ante el Celta con un solitario gol del francés Kevin Gameiro, en un partido donde contrastó la enorme eficacia del conjunto atlético con la falta de pegada del equipo gallego, sin premio a su dominio.

No hubo grandes sorpresas en las propuestas de los entrenadores: Unzué devolvió al delantero Maxi Gómez al once titular, con la consecuente suplencia de Emre Mor; Simeone alteró con cinco cambios las líneas defensivas del equipo que empató en Azerbaiyán con el Qarabag en la Liga de Campeones.

El Atlético exhibió la ley de eficiencia máxima durante la primera mitad. Hasta mediado ese primer tiempo, el Celta tuvo la posesión de la pelota, con alguna aproximación -lejanos, flojos lanzamientos de Aspas y Sisto- y una buena oportunidad de Sergi Gómez, que cabeceó un centro lateral de Sisto al que respondió con reflejos Oblak.

El gol resumió el partido: el desacierto celeste contra la eficacia atlética. En un envío desde el córner, un mal despeje de Sergi Gómez hacia su portería se convirtió en una inesperada asistencia para Gameiro, oportunista en el área pequeña. Ese tanto calmó el ritmo del partido, aunque en los momentos finales el dominio volvió a ser del Celta.