El español Joan Mir (Honda) al final consiguió su anhelado sueño de proclamarse campeón del mundo de Moto3, tras truncarse su objetivo en Japón, y Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V) y el italiano Franco Morbidelli (Kalex) se quedaron a un paso de sus respectivos títulos mundiales en el Gran Premio de Australia.

Todos ellos hicieron lo que debían hacer, Joan Mir ayudado por la lluvia, que detuvo la carrera en el decimosexto giro y le dio el triunfo al ser primero en la vuelta anterior, y Márquez y Morbidelli por el hecho de que ellos cumplieron con sus objetivos y, en parte, porque se vieron muy beneficiados por el rendimiento de sus rivales más directos en la carrera hacia el título mundial.

Márquez volvió una vez más a demostrar en la pista sus grandes aptitudes. Acabó imponiéndose tras una larga batalla con hasta ocho rivales, pero cuando llegó el momento de marcar las diferencias, sus oponentes quedaron reducidos a tres, Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1), Iannone (Suzuki GSX RR) y Viñales (Yamaha YZR M 1).

El piloto de Repsol Honda hizo en todo momento lo que tenía que hacer y para ello asumió algunos riesgos, aunque la carrera de MotoGP no fue de las más rápidas de los últimos años. Pero lo cierto es que sus caídas de 2014 y 2016 en algún momento debieron pasar por su cabeza, aunque supo gestionar muy bien en todo momento los acontecimientos para sumar una clara y contundente sexta victoria en la presente temporada.

La victoria no debiera haber resultado suficiente como para que Marc Márquez llegase a Malasia con opciones de proclamarse campeón del mundo pero el rendimiento de las Ducati en general y el de Andrea Dovizioso en particular, le vinieron a echar una mano.

Márquez vio cómo su rival más directo camino del cuarto título de MotoGP, Dovi, no era capaz de pasar de la decimotercera posición y superado sobre la línea de meta por Redding y Dani Pedrosa (Repsol Honda RC 213 V), que le restaron unos pocos puntos que pueden ser decisivos en Sepang. Las cuentas para Malasia son fáciles. Marc será campeón del mundo si gana o es segundo, independientemente de lo que haga Dovizioso.

Joan Mir hizo lo que debía y no falló como en Motegi (Japón), pues cuando vio que las cosas se podían complicar asumió el rol de líder y se puso a tirar al frente de la carrera, lo que le valió para proclamarse campeón del mundo de Moto3 con todos los merecimientos, a pesar de los esfuerzos del piloto italiano Romano Fenati (Honda) para que no fuese así.

Y con Morbidelli pasó algo parecido a lo que le sucedió a Marc, no ganó la carrera, superado por los dos pilotos de KTM, el portugués Oliveira y el sudafricano Binder, que le dieron la primera victoria al fabricante austríaco y también al lusitano, pero la décima posición del suizo, Luthi (Kalex) le permiten llegar esta semana a Malasia con opciones matemáticas de proclamarse campeón del mundo.