El Liceo ya es el único capaz de seguir el endiablado ritmo que ha marcado el Barcelona en el inicio del curso. Los verdiblancos aguantan el envite. A cada victoria culé responden con otra suya y a cada cual con mayor solvencia y convencimiento. La goleada al Asturhockey en el anterior partido en el Palacio había sido contundente, pero los asturianos no pusieron tanta oposición como ayer el Vendrell, que aun así casi no tuvo opciones. Partido incontestable de los coruñeses, que solo tuvieron dudas durante cinco minutos. Defensa, juego y pegada. Doce puntos y sin tiempo para pensar, el miércoles se enfrentan a domicilio al Arenys de Munt (12.30 horas) ya que el fin de semana que viene comienza la competición europea.

Gerard Camps evitó lo que pudo ser una goleada mayor. También la defensa de Marc Navarro, providencial en los últimos metros. Pero el guardameta se inventó algunas increíbles paradas, incluso con el casco, que mantuvieron a los suyos en el tramo inicial del encuentro. Fue importante porque esto pudo haber marcado el devenir del partido. El Liceo era muy superior, pero no conseguía adelantarse, ni con un posible gol fantasma de David Torres. Y del posible 1-0 se pasó a los mejores minutos del Vendrell tras la entrada de Edu Fernández. Su habilidad y su frescura desde el banquillo dio aire a los catalanes. A punto estuvo de sacar rédito el delantero de la velocidad de un par de internadas. El Liceo perdió el control de la bola, su mejor forma de defenderse y los visitantes tuvieron un par de disparos desde fuera del área con mucho peligro.

Los verdiblancos superaron este trance también con piernas frescas. La salida de Carlo di Benedetto supuso nuevas alternativas al plan de ataque de Juan Copa. Sus compañeros lo buscaron una y otra vez en el segundo palo y los sustos por los que pasó el Vendrell, que se defendió a duras penas, volvió a dejar el dominio del lado local. El marcador estaba nivelado. Las fuerzas, no. Hasta que Sergi Miras encontró el hueco donde no lo había con un disparo casi con efecto. Antes del descanso, además, el francés obtuvo premio. En una contra rápida, fusiló desde la zona de tres cuartos. Un gol que necesitaba el mayor de los Di Benedetto, sin suerte en los anteriores partidos.

El 2-0 fue definitivo y la segunda parte solo tuvo un dueño. Eduard Lamas pudo ampliar la cuenta con una falta directa, pero lo intentó por alto y no sorprendió a Camps. También dispuso Miras de un penalti que tiró demasiado raso y por el centro. Malián casi no tuvo trabajo. A lo sumo, con la directa de Jordi Ferrer, que se lió demasiado. La cuenta de goles solo aumentó para los verdiblancos. Miras anotó de nuevo desde fuera del área con un chut que parecía más un centro que un disparo. Y la sentencia fue de Carlo di Benedetto con otro tiro lejano. Cuatro goles para cuatro de cuatro.