Ourense-Leyma, segundo intento. Tras la suspensión el pasado 15 de octubre del derbi gallego por la rotura de una canasta, ambos equipos retoman el duelo de las necesidades esta noche (21.00 horas) en el Paco Paz. En dos semanas, sin embargo, las circunstancias han cambiado. Los ourensanos, de aquellas colistas, hicieron los deberes y ganaron la jornada pasada al Araberri, por lo que cedieron el farolillo rojo precisamente a los coruñeses, que desde entonces encadenaron otras dos derrotas. El factor anímico y el local se decantan para los primeros por lo que los naranjas, a través de mejorar el juego ofensivo y, sobre todo, cerrar el rebote, intentarán tener su día para salir de la negatividad.

"El equipo no está bien porque no ganamos. Estamos tocados", reconoce Gustavo Aranzana, entrenador del Leyma. "No nos vale de nada ponernos a llorar, ni mandar críticas y mensajes negativos. La mejora de los pequeños detalles es lo que nos va a hacer progresar y a hacernos más fuertes", añade. Entre esos detalles, Aranzana lo tiene claro: "Nuestro problema es la efectividad. No anotamos. Si hacemos un 18% en tiros de tres y un 40% en los de dos, es muy difícil ganar". La última derrota, en Prat, también dejó otra lectura. "Nos desangramos en el rebote ofensivo y eso me preocupa mucho. Si no cerramos esa vía de agua en Ourense, vamos a tenerlo complicado", analiza.

El choque enfrentará a los dos últimos clasificados de LEB Oro, con solo una victoria para ambos y la posibilidad para uno de ellos de salir del hoyo. El Leyma busca ese partido en el que por fin le salga todo bien, rodado y de forma natural, para ganar confianza. Precisamente ese partido lo tuvo ya el Ourense la semana pasada, que se impuso a Araberri con contundencia y buen juego y con dos jugadores como Reginald Johnson y Roope Ahonen que llegarán al duelo en línea completamente ascendente.

"Defensivamente estoy contento, el equipo está dejando en menos registros anotadores a los rivales", señala Aramburu, que subraya que el Prat promediaba casi 90 puntos y el Leyma lo dejó en 75. "El ritmo de juego lo hemos cambiado, no radicalmente, pero hemos dado un paso adelante en construir, llegar y no parar el juego, pero nos cuesta", esgrime. "Tenemos que intentar no entrar en baches, que ninguna circunstancia nos debilite mentalmente y ser capaces de afrontar las adversidades. Y cada vez más unidos y jugando en equipo", receta para la visita a Ourense.