La Real Sociedad no padeció sufrimiento alguno para adjudicarse el triunfo en el derbi guipuzcoano ante un Eibar que sigue gafado en un estadio en el que nunca ganó y en una precaria situación.

El conjunto eibarrés empezó muy bien el partido, maniató todas las salidas de los donostiarras con una presión intensa que dificultaba el juego que le gusta hacer al conjunto de Eusebio Sacristán.

Este escenario podría haber sido muy peligroso para los donostiarras si el Eibar hubiera aguantado el tiempo suficiente para que los nervios afloraran, pero no se daría esa dicha para los azulgranas.

La Real, en una de sus aproximaciones por la banda derecha, encontró la inspiración del internacional Mikel Odriozola, que cogió la moto y asistió con un buen centro a Willian José para que el brasileño marcara de cabeza su cuarto tanto de la temporada.

La defensa del Eibar haría aguas más tarde y el capitán Xabi Prieto lo aprovechó para medir un pase a Januzaj, que se introdujo casi con balón incluido en la portería armera.

No mejoró la situación de los eibarreses en una segunda mitad en la que la Real entró de cara y logró su tercer tanto por medio de Mikel Oyarzabal, en una jugada meritoria de Asier Illarramendi, resultado parcial que auguraba otra goleada en Anoeta.

El Eibar, cuando peor pintaban las cosas, empezó a venirse arriba, los donostiarras se relajaron porque consideraban ya el triunfo como una realidad y empezaron a sufrir tras un diagnóstico erróneo. Jordán maquillaría el marcador.