El Sevilla arrancó un empate en Eslovenia ante el Maribor, resultado que le valía para matemáticamente ser segundo de grupo y pasar a octavos, aunque la goleada del Liverpool ante el Spartak de Moscú (7-0) también le hubiera dado el pase con una derrota.

El conjunto andaluz se vio sorprendido en la primera parte con un tanto a los diez minutos del brasileño Marcos Tavares y estuvo muy atrancado en las labores de crear, pero en la segunda apretó algo más y otro brasileño, Paulo Henrique Ganso, que había salido en ese período, logró el empate definitivo.

Salió el Sevilla, como ya había anunciado Ernesto Marcucci, ayudante de Eduardo Berizzo y que ejerce de primer entrenador durante la convalecencia de su compatriota, sin ganas de especular pese a que un empate le clasificaba sin depender lo que sucediera en el Liverpool-Spartak Moscú.

De hecho, la alineación titular era de garantías e incluso con los tres jugadores que estaban apercibidos de sanción, como eran Mercado, Banega y Escudero, pero la primera aproximación al área visitante del Maribor acabó en gol.

Golpe duro encajado a las primeras de cambio por el Sevilla, que continuó con la iniciativa en el juego pero con poca rapidez en la circulación del balón y previsible ante un adversario replegado, atrevido en sus contragolpes y que quiso acabar su participación europea con una victoria ante los suyos.

En la reanudación, pareció que el conjunto hispalense metió una marcha más y pronto un remate de Benega, con rechace del portero, y otro en la misma jugada de Sarabia crearon la primera ocasión clara de los visitantes.

Marcucci dio entrada a Ganso para que ayudara a Banega en la creación, y la posesión fue casi absoluta del Sevilla, y a falta de un cuarto de hora para el final el brasileño anotó el empate.