La española Jessica Vall logró su segunda medalla en los Europeos de piscina corta de Copenhague tras añadir al bronce que logró en los 100 braza, la medalla de oro que se colgó ayer en la final de los 200 metros braza.

Para ello, Vall tuvo que pulverizar el récord de España -2:19.80- que ella misma poseía desde el pasado 26 de noviembre y convertirse en la primera española en bajar de los 2:19, tras firmar unos espectaculares 2:18.41.

Un registro que permitió a Vall, que ya sabía lo que era subirse al podio en piscina larga tanto en unos Mundiales, tras colgarse el bronce en 2015 en Kazan, como en unos Europeos, plata en 2016 en Londres, pisar por primera vez lo más alto de un podio en una gran competición continental.

La nadadora del Sant Andreu ha nadado más rápido que nunca en todas y cada una de las pruebas que ha disputado en este Europeo, como confirman los 30.53 que firmó en los 50 braza, su mejor marca personal, y, sobre todo, los 1:04.80, nuevo récord de España, con los que se colgó el sábado la medalla de bronce en los 100 braza.

Fiel a su costumbre de nadar en negativo, Vall pasó los primeros 50 metros de la prueba en una discreta séptima posición, a 35 centésimas de su gran rival, la danesa Rikke Moller Pedersen, que lideraba la clasificación.