Dos años después de su victoria en la San Silvestre Coruña, el matrimonio formado por María Luisa Armesto (67 años) y Eduardo Pinedo (66) volverá a estar el próximo domingo 31 de diciembre en la línea de salida de la carrera más especial del año para su familia. Ya lo era antes de que, por primera vez y después de medio siglo de carrera atlética juntos, coincidieran en lo más alto del podio. Porque además es el cumpleaños de su hija Raquel. "Vamos siempre a los soportales de María Pita, llevamos unas velas, las ponemos sobre el roscón que nos dan al terminar la prueba y brindamos con champán". Un ritual al que en 2015 añadieron la celebración de su triunfo y que esperan repetir para despedir 2017 en la prueba organizada por Club Rialto y el Ayuntamiento y patrocinada por LA OPINIÓN. "Por lo menos se intentará".

"Me está preguntando si me encuentro con ánimos para volver a intentarlo pero yo no quiero esa presión", aclara la mujer. Y es que cada vez "hay más competencia". "La gente se cuida mucho, entrena duro y aunque la carrera es una fiesta, se va a intentar hacerlo bien", asegura Pinedo. Armesto, menos competitiva, destaca que lo que es ya una victoria es "ir cumpliendo años en perfectas condiciones" y "haber llegado hasta aquí". "Esta es una carrera para pasárselo bien, ir con los amigos e incluso ayudar a alguno que le cueste más. Yo me conformo con estar en la salida y entrar en la meta, que además es preciosa", añade la entrenadora del Club Atletismo Sada. Su marido le da la razón: "La San Silvestre es especial. El calendario está muy cargado de carreras pero a esta es a la única a la que no faltamos".

Es una prueba que parecía destinada a ellos. "Cuando veíamos las que hacían por ahí, nos daba mucha envidia", reconoce Luisa, "por eso cuando arrancamos aquí, en A Coruña, nos apuntamos a todas". Su beso en el podio de 2015 todavía es recordado. "Tuvo mucha repercusión, pero sobre todo porque ves que la gente se alegró mucho por nosotros. Son muchos años en el atletismo y aquí todos nos conocemos" apunta Eduardo. Aquel fue el primer triunfo, pero no el último porque ambos han tenido un 2017 cargado de éxitos. Los dos ganaron el Campeonato de España de la milla en sus respectivas categorías, con récord nacional incluido. Y ella se colgó el oro en 400 metros en el Nacional de pista cubierta y él, repitió la misma posición en la misma distancia, pero en el Campeonato de España al aire libre. Y en el horizonte, su próxima participación en el Campeonato de Europa que ya preparan con esmero.

Porque además de marido y mujer, son pupilo y entrenadora. "Lo único malo de eso es que me tengo que ir para casa con el entrenador", bromea Eduardo. Los únicos problemas surgen cuando Luisa le tiene que parar los pies porque él siempre quiere hacer de más. "Los resultados están siendo muy buenos y está consiguiendo cosas que yo no pensaba", asegura ella. Lo más habitual es que la relación sea al revés. "Pero las mujeres nos hemos ido empoderando. Desde que dejé de trabajar empecé a llevar a un grupo de atletas y ahora entreno a más de cien", añade.

En realidad, Armesto lleva las riendas de la carrera atlética de toda su familia ya que también dirige los pasos, además de los de su marido, de sus tres hijos: Raquel, Luis y Eduardo. "Un lío", se ríe. "Nos reunimos todos los viernes para comer y yo pienso que menos mal que no hay gente de fuera porque se aburriría muchísimo con nosotros, todo el rato hablando de lo mismo, entrenamientos y marcas". Una familia singular y que está animando a muchas otras. "Cada vez hay más matrimonios que conocemos que van a correr juntos. Eso sí, no tan mayores como nosotros y en eso nunca nos podrán pillar", concluye Pinedo.