"Me queda algo del niño que con ocho o nueve años ya iba a Riazor y por eso sufro con el Dépor. Si gana, encantado, pero si le va mal, me cuesta...". Pellicer mantiene viva la llama del deportivismo, aunque no le sea sencillo mantener la templanza para seguirlo de cerca. Manolete está más pegado al día a día, en parte por su condición de presidente de los veteranos. Entiende a la grada en estos momentos, pero pide comprensión y sabe qué necesitan hacer los jugadores. "Ante el Villarreal hubo una gran mejoría. Les pido lo que ya han dicho ellos: que sean más contundentes, agresivos, que no es lo mismo que dar patadas. Tenemos una grandísima afición, la mejor. Es el momento de apoyar y construir", concluye.