Ana Peleteiro escribió ayer una de las páginas más grandes de la historia del deporte gallego. Su medalla de bronce en triple salto en la pista cubierta de Birmingham es la primera que logra un deportista de esta comunidad en un Mundial de atletismo. Definitivamente la de Ribeira ha decidido quedarse en la cumbre. Difícilmente bajará de ahí en el futuro. Su puesto de finalista en el Mundial al aire libre de Londres 2017 fue un aviso; la medalla de bronce de ayer, su confirmación. A sus 22 años y tras superar los años de dudas, bloqueos y cambios que impidieron su definitiva explosión, ha limpiado su mente y encontrado las condiciones emocionales y deportivas para que brote todo su talento.

Ana Peleteiro llevaba un tiempo instalada por encima de los catorce metros, el mínimo exigible para aspirar a estar con los mejores del mundo en las principales citas del calendario. Se quejaba a veces de que su mejora no iba tan deprisa como ella quería y sentía. Centímetro a centímetro. Sus piernas encerraban un salto notable, mucho mayor de los 14,23 con los que llegaba a Birmingham, y le producía cierta frustración que no saliese ya. Ayer sucedió. La de Ribeira se fue a los 14,40 metros para mejorar de forma amplia su mejor registro (nuevo récord gallego) y situarse por fin en el podio de un Mundial.

Y eso que la prueba celebrada en Birmingham también sirvió para medir su evolución en el aspecto mental. Porque empezó con dudas. Sus dos primeros saltos (13,18 y 13,82) pusieron en peligro su entrada en la mejora. No se encontraba a gusto. Iván Pedroso, el hombre que ha reconducido su carrera en Guadalajara, la serenó desde la grada. Palabras tranquilas, el consejo para aplacar el peligro. Con la amenaza de la eliminación, afrontó el tenso tercer salto y se fue hasta 14,18. Objetivo cumplido. Tres saltos más. Liberada de esa presión, voló. Su cuarto intento la llevó hasta los 14,40 metros, una marca más que notable, un salto importante en su trayectoria que le sirvió para colocarse en segunda posición solo superada en ese momento por la jamaicana Kimberly Williams (14,48 metros).

Por detrás de ella aún estaban Yulimar Rojas, la americana Orji (que llegaba con la mejor marca del año de las participantes), la griega Panturoiu... amenazas serias. Peleteiro, con la marca que buscaba en el bolsillo, forzó en sus dos últimos intentos, pero fueron nulos. Por detrás la venezolana Yulimar Rojas, su compañera de entrenamientos, se fue hasta los 14,63 metros para apuntarse el oro. Y nadie más pudo mejorar el registro de la gallega que se subió al podio en medio de un ataque inmenso de felicidad. Han pasado seis años desde que en Montjuic asombrase en el Mundial júnior y comenzase a soportar una carga inmensa sobre sus hombros. Ayer se liberó. Ahora se trata de quedarse para siempre.

Plata de Saúl Ordóñez

No fue la única medalla española de la jornada de ayer. Saúl Ordóñez se colgó la plata en la final de 800 por detrás del polaco Adan Kszczot. El de Ponferrada se vio beneficiado por la descalificación del estadounidense Drew Windle, que había entrado segundo. También fue descalificado Óscar Husillos después de ganar los 400 metros. El palentino ya saboreaba el oro con récord de Europa y de los campeonatos (44.92 segundos) cuando se enteró de que los jueces habían tomado la decisión en su contra.