"Juego desatado, antes era más tímido. Yo creo que a veces si piensas menos, te sale todo mejor. Hay que disfrutar. Yo ahora mismo tengo la ilusión de uno de 20". Han pasado ya siete años desde José Luis Oltra le comunicó a Dani Rodríguez (Betanzos, 1988) que no tenía sitio en el Dépor del regreso a Primera, el de Guardado, Colotto, Borja... Llegó Jesús Vázquez, él se marchó después de más de una década de crecimiento en Abegondo en la generación de Juan Domínguez, Seoane o Rochela. Desde entonces muchas cosas han cambiado y, por fin, esta temporada el centrocampista ha logrado lo que tanto tiempo llevaba anhelando y para que lo parecía predestinado: dar el salto al fútbol profesional. Ascendió a Segunda con el Albacete de Aira y desde octubre, ya con Enrique Martín en el banquillo, él y el equipo han despegado y siguen en plena remontada, a ritmo de puntuación de conjunto de la zona de ascenso. Cuatro tantos, dos asistencias desde la segunda línea para el exblanquiazul. Juega, aprieta, golea, lidera. Nada que sorprenda a quien lo ha visto en Ferrol o Santander, pero ahora en otra categoría. Una de las revelaciones, uno de los más completos en su demarcación.

"No me parezco en nada al futbolista que se marchó del Dépor", admite con una media sonrisa. "Estoy contento y feliz por cómo me está yendo todo, no renuncio a nada". Acaba contrato este próximo 30 de junio y muchos en el Carlos Belmonte ya apremian a la directiva manchega para que mueva ficha de manera definitiva y lo ate a medio plazo. Él no tiene prisa. "Hablamos en una ocasión y no avanzamos. Estoy muy a gusto aquí, pero es cierto que ahora mismo juego cada domingo y el equipo está bien; no tengo prisa por renovar. ¿Primera División? No sé si ahora, pero yo no me pongo límites, no me conformo. Ahí está, por ejemplo, el caso de Portu. Hace unos meses estaba en Segunda. ¿Acaso cambió tanto desde entonces hasta ahora?", asegura confiado y dándole cierto contexto a su ambición cuando encara la llegada a la treinta, la madurez futbolística y personal.

"A mí me costó mucho salir del Dépor. No lo asimilé bien". En 2018 empieza a recoger los frutos de todo lo que ha trabajado y de toda esa apuesta a largo plazo, pero abandonar su equipo de formación no fue sencillo para él. Al menos, le queda su debut en Copa con el primer equipo en Sevilla. "Es un recuerdo importante, siempre lo tendré conmigo, aunque tampoco voy a negar que me hubiera gustado tener alguna oportunidad más". Tras un año en el Conquense, su primer destino realmente rehabilitador fue A Malata. "Aira me ayudó muchísimo a limpiar la cabeza después de dejar el Dépor, tengo mucho que agradecerle". Ferrol ha sido una de las salidas naturales de todo el talento de Abegondo que el primer equipo no ha querido o no ha sido capaz de asimilar. "¿Cultura de cantera en el Dépor? Más que la gente yo creo que debe ser la institución. Si apuestan, los seguidores se darán cuenta de que ese es el camino. Ahora hay muchos en Primera o Segunda y creo que también es un reconocimiento a todo el trabajo que se hace allí. Algunos ya demostraron que podían tener un hueco en Riazor", analiza.

Mientras disfruta de su momento y de lo que está por venir en un futuro próximo, no puede evitar sufrir en la distancia por el calvario blanquiazul en estas últimas temporadas. "Me marcó estar allí, le tengo muchísimo cariño. El Dépor es un club muy, muy grande y no merece pasar por lo que está pasando. Ojalá consiga reaccionar".