"¡Manos arriba! ¡Esto es un atraco!". Los 3.500 espectadores que ayer abarrotaron el Palacio de los Deportes de Riazor lo tenían claro. Acababan de vivir una de las situaciones más surrealistas en una cancha de hockey sobre patines tras la polémica decisión arbitral en el último suspiro del partido que disputaron ayer en A Coruña el Liceo y el Barcelona.

Y estallaron contra los árbitros. Habían estado muy encima de ellos durante todo el partido. Animando casi sin descanso al Liceo. Respondiendo cada vez que desde la banda levantaban los brazos Juan Copa, alguien de su banquillo o el speaker, Sergio Tomé, el habitual del Leyma Coruña que ayer cambió el naranja por el verdiblanco. A Coruña respondió a la llamada. El ambiente ponía la piel de gallina. Éxtasis después de cada tanto local. Y catársis final con el que Sergi Miras anotó desde el centro de la pista para la victoria. Cuando las gradas se venían abajo, jarro de agua fría. Gol anulado.

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El Liceo, con polémica y sin liderato

La euforia dio paso a la indignación absoluta y el cabreo general. También al debate. "¿Entró directo? ¿Había pitado el árbitro?". Nadie sabía bien lo que estaba pasando. Caras de incredulidad. De "esto no puede volver a estar pasando".

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Liceo-Barça: De la eurofia a la indignación

El público abandonaba el pabellón y no se hablaba de otra cosa. De que había disfrutado no quedaba duda. La velada volvió a ser de las mágicas. Espectáculo en la pista y en la grada. Goles, emoción, tarjetas, paradas, tanganas, tensión, nervios y mucho, mucho, mucho Liceo. Desde luego, la noche tardará en ser olvidada.