Primero aseguró su futuro para después vivir el presente. El coruñés Pablo Montero es, con 29 años recién cumplidos, una de las sensaciones del surf nacional. No es ninguna promesa, pero tampoco un recién llegado. Solo que postergó su llegada para dedicarse a los estudios y una vez finalizada la carrera de Farmacia, se lanzó de lleno a por su otra gran pasión, las olas. Ya en la madurez tanto deportiva como emocional, y dedicándose en cuerpo y alma sobre las tablas, incluida una estancia de dos meses en Australia que fue decisiva, está logrando sus mejores resultados.

En un deporte con menos tradición que en otras culturas del mundo, la elite es casi una utopía. La forma un grupo de 35 súper estrellas que compiten en el circuito mundial. Los demás, lo hacen también en un torneo por todo el planeta y los mejores, los que más puntos consiguen, dan el salto hacia arriba. Son la Qualifying Series (QS), la competición en la que se mueve el coruñés. Esta temporada empezó en Israel, donde quedó de 33, su mejor resultado de siempre. De allí viajó a Canarias, con una posición 65 en su palmarés.

Y después, a Australia. Compitió en tres torneos, pero lo importante estuvo fuera de ellos. "Aprendí de los mejores y cogí experiencia", analiza. Por eso a su regreso todavía mejoraron más sus resultados. De 17 en las QS de Portugal y cuarto en la segunda prueba puntuable del Campeonato de España en Tapia de Casariego (Asturias). Gracias a eso es el mejor gallego en el ranking nacional, en el que es noveno con solo una competición en vez de las dos que llevan la mayoría, y ocupa la posición 42 del ranking europeo.

Montero suele entrenar, de la mano de Jesús María Guerra, en la playa de Riazor y si no, en las de los alrededores. "Galicia tienes unas condiciones óptimas para el surf, con cinco mil playas, ¡malo será que no encuentres lo que buscas!". Aunque nada comparado con Australia, una experiencia que marcó su vida. "Allí todo el mundo surfea, todos tienen una tabla de surf en el garaje", recuerda el coruñés. "Aquí es normal que surfee, por ejemplo, tu hijo. Pero allí lo hacen los padres y los abuelos. Con esa cultura, allí coges nivel sí o sí", afirma.

Por eso no se conforma. Sus próximos objetivos estarán en Cantabria y Portugal. Y siempre pensando en regresar a la Meca. "El año que viene espero volver a Australia", dice. Seguir aprendiendo. Seguir mejorando. Con 20, 30 ó 40 años.