Un golazo de Damián dio la victoria al Getafe ante el Espanyol para sellar prácticamente la permanencia, salir de la intrascendencia en la que estaba inmerso y mantener un pequeño hilo de vida en su sueño europeo.

Sin duda, Damián fue el protagonista de un partido aburrido. El lateral derecho del Getafe fue el único capaz de sobresaltar a su público con un zapatazo impresionante desde 35 metros que sacó las telarañas de la escuadra derecha de la portería de Pau López.

Fue su primer tanto en los 104 partidos que ha jugado desde que llegó al conjunto del sur de Madrid. Pero no pudo ser mejor, fue un golpeo tremendo en un escenario, el Coliseum Alfonso Pérez, que acogió uno de los duelos intrascendentes de la jornada.

El Getafe, prácticamente salvado y con sus aspiraciones europeas casi liquidadas, recibía al cuadro de Quique Sánchez, dos puntos por debajo y en una situación similar.

El premio de la victoria proporcionaba dignidad a ambos equipos, que con anterioridad apenas habían ganado un partido de los últimos cinco que disputaron antes de la cita del Coliseum. Parecían condenados a la nada, jugaban por el honor y por lograr el milagro de hacer un final de curso sorprendente.