Rafa Nadal comenzará hoy el asalto a su undécimo título en el Barcelona Open Banc Sabadell-66 Trofeo Conde de Godó, puntuable para la ATP y que se disputa sobre tierra batida, una superficie sobre la que el balear ha empezado de forma demoledora, lo que le hace presentarse una vez más como el rival a batir.

El número uno del mundo aterriza en el primer torneo de casa con las buenas sensaciones dejadas tanto en la Copa Davis como en Montecarlo, donde se coronó por undécima ocasión también y sumó su trigesimoprimer título de un evento de la ATP de esta categoría, el que más tras desempatar con el serbio Novak Djokovic.

Desde su vuelta a las pistas tras su abandono en los cuartos de final del Abierto de Australia, el de Manacor ha dejado clara su condición de casi imbatible sobre la arcilla roja. Y es que ni la de la plaza de toros de Valencia, en la eliminatoria ante Alemania, ni en la del Principado nadie ha sido capaz de discutirle esta supremacía y el diez veces campeón de Roland Garros llegará al Godó sin haber perdido un set en sus siete partidos en esta superficie.

Nadal se mostró demoledor en Montecarlo y no dio ninguna opción a sus rivales, muchos de ellos también presentes en Barcelona, dispuestos a intentar frenarle y poner fin a su reinado tanto en el torneo como en el circuito, ya que una derrota le daría el número uno del mundo al suizo Roger Federer. El tenista balear conquistó Montecarlo cediendo únicamente 21 juegos, solo dos ante uno de los considerados rivales más capacitados para heredar su trono en tierra, Dominic Thiem.

El austriaco, finalista el año pasado ante el balear, estará también presente en la capital catalana, al igual que el japonés Kei Nishikori, doble campeón en 2014 y 2015, y el serbio Novak Djokovic, que se apuntó a última hora y logró una invitación de la organización que contará con una participación de lujo ya que también está el búlgaro Grigor Dimitrov, semifinalista en el Principado ante el pupilo de Carlos Moyà.

Thiem no está en este caso en el camino de Nadal, ya que va por el otro lado del cuadro junto al belga David Goffin, pero sí el nipón y el de Belgrado, hipotéticos rivales en octavos y en cuartos de final, respectivamente, lo que endurece el camino hacia una nueva final del manacorí, de 31 años, que debutará hoy contra Roberto Carballés, contra el que nunca se ha enfrentado y que este año ya ha ganado su primer título como profesional, en la tierra de Quito.

Novak Djokovic se mostró agradecido con la organización por haberle invitado a última hora a jugar en Barcelona, donde solo había participado en 2006, cuando aún era el 178 del ranking, y fue eliminado en la primera ronda por el español Daniel Gimeno Traver.

"Mi equipo y yo intentamos conseguir una invitación y han sido muy amables de dármela", reconoció Djokovic, quien afronta el Godó con el objetivo de "jugar sin pensar en la lesión" y reencontrarse con su mejor versión para Roland Garros. "El de Montecarlo fue el primer torneo en el que jugué sin dolor y sin pensar en la lesión. Fue una semana positiva para mí y espero que ahora también", explicó ayer el tenista serbio en la pevia del torneo.