El Leyma se encuentra en el momento más importante de la temporada, jugando el play off de ascenso a la ACB. Pero como pudimos ver gracias a unas fotografías subidas al Twitter por Mike Torres, ninguno de los jugadores deja de lado sus obligaciones personales y los libros tuvieron un sitio reservado en el equipaje para el viaje y la estancia en Manresa de la semana pasada. En esas imágenes se veía a cuatro de los integrantes del conjunto naranja, Ángel Hernández, Jorge Sanz, Sergio Olmos y Pablo Ferreiro, exprimiendo el tiempo libre en el hotel de concentración para estudiar. "¿No será este el equipo más estudioso?", se preguntaba el dominicano en esta red social. Habría que hacer un estudio, seguramente haya muchos casos similares, más en los deportes minoritarios en los que no se mueve mucho dinero, pero no deja de llamar la atención que prácticamente la mitad de la plantilla de la plantilla coruñesa se apañe para estudiar, bien una carrera, bien un máster (y no en la Universidad Rey Juan Carlos) y jugar al baloncesto de forma profesional.

El caso de Ángel Hernández es quizás es el más conocido. El capitán del Leyma terminó Medicina y esta misma temporada saltó a la palestra tras ayudar a atender a un pasajero que había sufrido un síncope en el avión que les llevaba a Palma de Mallorca. Ahora prepara el examen MIR para acceder a la especialidad. Jorge Sanz intenta sacar Administración y Dirección de Empresas. Sergio Olmos, graduado en Matemáticas y Estadística, se afana en un Máster en Bioinformática y Bioestadística. Y tanto Pablo Ferreiro como el propio Mike Torres están con la carrera de Derecho. ¿Quién dijo que no se puede? Es cuestión de organizarse. O eso dicen. De hecho hay estudios que demuestran que los universitarios que practican deporte tienen mejor rendimiento académico que el resto. Ángel, Mike, Sergio, Pablo y Jorge son un ejemplo, la prueba de que se puede compatibilizar ambas cosas si se quiere, incluso en los más altos niveles. Y deberían ser los modelos para guiar los pasos de la próxima generación. Porque su esfuerzo va mucho más allá. Yo me rindo ante los cinco. Ante todos ellos.