Croacia sacó partido al desorden frente a Nigeria y gracias a un gol en propia puerta tras una jugada enrevesada, metáfora de un duelo sin control, y un penalti de Luka Modric (2-0), se hizo con los tres primeros puntos en el grupo D del Mundial de Rusia y el liderato provisional. El portero deportivista Francis Uzoho disputó los 90 minutos con el combinado nigeriano y no pudo hacer nada para evitar los tantos croatas, el primero un autogol y el segundo desde el punto de penalti. El tanto del jugador del Madrid desde los once metros, el primero que logra en un Mundial en el único tiro entre los tres palos de los croatas hasta ese momento, sentenció un duelo que al descanso ya se había decantado de su lado gracias a un tanto del nigeriano Etebo en su propia meta. Los tres puntos ponen a Croacia en una buena posición antes de enfrentarse a Argentina, mientras que Nigeria se jugará su supervivencia frente a Islandia.

El dominio que se presuponía a los balcánicos con Luka Modric e Ivan Rakitic al timón en el centro del campo no fue tal y aunque el balón fue más de los ajedrezados rojiblancos, la anarquía reinó el partido. La segunda generación dorada croata, que busca quizá su última oportunidad de obtener un resultado emblemático, impuso su poderío en el juego aéreo y dio un paso de gigante para alcanzar los octavos de final por segunda vez en su historia. Los hombres de Zlatko Dalic se llevaron un premio grande en un partido en el que los africanos no desmerecieron, aunque ninguno de los dos dio la impresión de ser superior al rival.

Sobre todo por la banda derecha de Vrsaljko, lo intentó más el combinado europeo, que dispuso de una buena ocasión al cuarto de hora de juego en una combinación entre Rakitic, Mandzukic y Perisic que el último lanzó por encima del larguero. A base de faltas evitaron todo conato de contragolpe africano, lo que confirió al duelo un aspecto trabado y falto de precisión.

A la media hora llegó el gol en un córner desde la derecha que peinaron Mandzukic y Rebic y terminó desviado por Etobo hacia las mallas de la portería de Francis. De nuevo por alto aspecto pudo agrandar la ventaja Kramaric de cabeza a un pase de Rakitic.

El partido cambió de tono en la segunda mitad, con los superáguilas más estirados en busca de la igualada, pero no modificó el tono general de desorden. Croacia siguió usando su arma más peligrosa, el juego de cabeza, con Mandzukic como principal ariete, mientras Modric y Rakitic lograron imponer autoridad en el centro del campo, donde Leicester Ndidi estuvo desdibujado y nunca acabó de sentirse cómodo.

Por arriba se fraguó también el segundo, cuando Troost-Ekong, impotente para parar a Mandzukic, lo agarró de forma tan ostensible que ni el colegiado ni el vídeo-arbitraje pudieron hacer otra cosa que pitar penalti. Modric se encargó de transformarlo para dejar sentenciado el partido que los nigerianos no supieron revitalizar. Pese al empuje físico, a los superaguilas les faltó orden y apenas inquietaron la meta de Subasic y prosiguieron la mala racha con la que habían acudido al Mundial.