La pelota nunca salió de la cabeza de José Pekerman. Ni siquiera cuando tuvo que dejar el fútbol de forma prematura, a los 28 años, por una grave lesión de rodilla. Pasó a trabajar como taxista, pero recorriendo cada callejón de Buenos Aires se dio cuenta que lo suyo en el fútbol no se había terminado. Que merecía otro capítulo. Entró en las categorías inferiores de Argentinos Junior y, desde ahí, a un sinfín de destinos con un marcado acento formador. Su currículum destaca en las inferiores: tiene tres Mundiales sub 20. Hoy, Pekerman y su Colombia, la que despuntó en Brasil hace cuatro años, se estrenan en el torneo ante la enigmática Japón, un clásico de los últimos torneos. Lo harán con la duda de James.

Pekerman es el sello de una Colombia que sobre el campo centra sus esfuerzos en hacerle sentirse cómodo a James, la estrella sin discusión. Tal es su papel como figura que Pekerman prácticamente fijó Madrid como segunda residencia cuando, en plena campaña 2016-17, el mediapunta pasaba problemas en el equipo blanco. Fue cuando surgieron rumores sobre su desordenada vida privada. Preocupado por la situación, Pekerman visitó Madrid al menos una vez al mes, para estar con James, para comprobar que todo lo que había llegado a sus oídos era falso. A más de un año para el Mundial, al seleccionador cafetero le preocupaba tener enchufada a su jugador más talentoso.

Esa necesidad para involucrarse en la vida personal, además de la profesional, de los futbolistas le viene de serie. Pekerman se estrenó en un banquillo a finales de los 70 pero no fue hasta 2004 cuando dirigió un equipo superior a juveniles: la selección argentina. Para entonces, Pekerman ya había destacado como formador. Sus mayores logros llegaron con los juveniles de Argentina, con la que conquistó el oro en los mundiales de Catar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001. Ibagaza lideró el triunfo del 95; Cambiasso (que ahora forma parte de su cuerpo técnico) y Riquelme, el del 97; Saviola, el de 2001. Ahora toca repetir fórmula tras el buen sabor de boca dejado hace cuatro años en Brasil, donde alcanzó los cuartos de final.

Para dar el primer paso, Pekerman se enfrenta a un problema mayor: no sabe si podrá contar con James por unas inoportunas molestias en el gemelo izquierdo. "Esperaremos hasta el último momento", ha reconocido el entrenador.

El estreno en el Mundial de Rusia se produce ante Japón (14,00 horas), una de esas selecciones con abono fijo a las últimas citas mundialistas, en el que, a priori, parece el grupo más igualado del Mundial. Senegal y Polonia completan el grupo, y casi todas las voces señalan a Colombia como candidata. "Tiene grandes jugadores, es la favorita", ha declarado Lewandowski. "Japón fue la primera en clasificarse, hay que tener cuidado", advierte Pekerman tirando de experiencia.

Lewandowski contra Mané

En el otro partido del grupo H, Lewandowski contra Mané. Dos estrellas mundiales para el debut de Polonia y Senegal en Rusia (hoy, 17.00 horas, Cuatro). Los polacos, con Adam Nawalka al frente, vuelven a una final de un Mundial doce años después de su última aparición y se agarran al ímpetu del delantero del Bayern, que ha anotado 16 goles en la fase de clasificación y debuta hoy en una Copa del Mundo. Lewandowski llega a Rusia con el olfato goleador en carne viva, después de completar un mal final de temporada en la Copa de Europa (no metió en semifinales ante el Madrid) y haber anotado sólo un par de goles con Polonia en las dos últimas Eurocopas disputadas.

Senegal, por su parte, entrenado por Aliou Cissé, tiene al jugador del Liverpool Mané como la estrella absoluta del combinado africano. El poderío físico de sus jugadores es una de sus mayores bazas en este Mundial. El central del Napolés Koulibaly tendrá la complicada misión de detener a Lewandowski.