Para los mexicanos la clasificación a los octavos marcó un antes y un después en la historia del Tri porque por primera vez no llorarán ante su epitafio maldito: "México jugó como nunca y perdió como siempre".

En uno de sus peores partidos en la historia de los Mundiales, los mexicanos se desinflaron y fueron goleados por una Suecia que les pasó por encima, pero accedieron a octavos de final tras un favor de Corea del Sur.