"Fue todo muy rápido", explica César Carballeira (A Coruña, 1996) sobre su salida del Liceo y el fichaje por el Reus, equipo con el que será presentado hoy mismo. "Hace un mes que en una entrevista dije que me iba a quedar...", recuerda mientras se le escapa una media sonrisa. Porque la ilusión de enfrentarse a un proyecto nuevo se mezcla con la morriña de abandonar su casa, en la que estuvo desde que dio sus primeros pasos sobre los patines en el patio del colegio hasta que, ya con 22 años, pasó de ser una de las mayores promesas del hockey gallego a convertirse en uno de los mejores jugadores nacionales como confirma su paso por la selección. Dieciocho temporadas como verdiblanco que dejan huella: "Allá donde vaya siempre seré liceísta".

La decisión no fue fácil de tomar. "Fue muy duro y cuesta asimilarlo, pero por diferentes motivos decidí que había llegado la hora de marcharme y creo que he tomado la decisión correcta", asegura. Los rumores de que su paso por el Liceo había llegado a su fin arreciaron durante toda la temporada. Su alto rendimiento hizo que se disparara su cotización y con ella, las ofertas se fueron acumulando sobre su mesa. Cuando parecía que las aguas se habían calmado, un terremoto en Portugal hizo que también se moviera la tierra en A Coruña. El Benfica sorprendió al anunciar el fichaje de Albert Casanovas, que había renovado con el Reus hasta 2020 y rescindió su contrato para poner rumbo a la capital lisboeta. El conjunto de Tarragona se vio obligado a reaccionar y el coruñés fue su as bajo la manga. "Fue un cúmulo de circunstancias ", matiza Carballeira. "Algún día tenía que ser el que yo me marchara del Liceo y coincidió que pasó ahora. Espero que lo que venga ahora sea para bien, que el cambio sea para mejor y ojalá algún día pueda volver a defender esta camiseta como lo he hecho hasta ahora", añade.

Porque el cantero verdiblanco se había mantenido siempre fiel a sus colores, incluso cuando en su etapa formativa muchos le aconsejaron que para ganar experiencia se fuera a algún equipo en Primera División, dada la complejidad de romper el techo de una plantilla como la del Liceo, de las mejores del mundo. "Nunca tuve ninguna duda ni la idea de cambiarme de equipo", recuerda. Después de liderar su generación, la del 96, a diferentes títulos y medallas nacionales en las categorías inferiores, esperó pacientemente a que llegara su oportunidad en la OK Liga. Poco a poco fue entrando en convocatorias, arañando minutos. Y de ahí, a ser uno de los pilares de la plantilla y referentes de la afición. "Fui pasando categoría por categoría hasta llegar al primer equipo. Me costó mucho tener minutos, pero las dos últimas temporadas ya estuve muy asentado".

Tanto que también le llamó la selección española -ya había formado parte de la sub 17 y por la sub 20-. Ganó la Taça Latina y estaba en Barcelona con la preselección que preparaba el Europeo de A Coruña hasta que la espalda le dijo basta: "Es un golpe porque solo estar allí, disfrutando, haciendo lo que me gusta y entrenando con los campeones del mundo, no hay nada más alto. Pero la espalda necesitaba un poco de tranquilidad y Alejandro Domínguez y los médicos decidieron que era mejor darle descanso y así la temporada que viene estaré mucho mejor". Una temporada que ya iniciará en Reus. "Tenemos un equipo joven pero con experiencia, con muchos internacionales y vamos a ir a por todas y a luchar por todos los títulos", vaticina.

Pérdida de referentes

El Liceo ya ha perdido en las últimas temporadas a Jordi Bargalló y Toni Pérez, dos referentes tanto dentro como fuera de la pista. César Carballeira se une a esta lista no solo por su importancia en el sistema de juego de Juan Copa, sino porque era un ejemplo para los niños de la ciudad, los que empiezan y los que ya están luchando por cumplir sus sueños, como hizo él en su día. En ese sentido, su marcha se une también a la de María Sanjurjo, la mejor jugadora gallega y un espejo para las próximas generaciones y que dejó el Liceo para fichar por el Hostelcur Gijón.