Rafa Nadal se clasificó para los cuartos de final del torneo de Wimbledon, tercer Grand Slam de la temporada, después de deshacerse sin demasiadas complicaciones del checo Jiri Vesely en tres sets por 6-3, 6-3, 6-4.

El jugador balear, actual número uno del mundo, volvió a la antepenúltima ronda del torneo londinense, algo que no le sucedía desde hace demasiado, el año 2011, cuando alcanzó su quinta y última final en el All England Club, perdida ante el serbio Novak Djokovic, y después de sufrir varios reveses en sus anteriores campañas.

En ningún otro grande su ausencia entre los ocho mejores había sido tan larga y un año después de sufrir un duro revés en el Manic Monday (segundo lunes de competición en el que todos los partidos individuales se disputan en la misma jornada) ante el luxemburgués Gilles Muller, el manacorí tampoco cedió ningún set ante un voluntarioso Vesely, octavofinalista en 2016 y cuyo peligro residía en haber dejado por el camino a cabezas de serie como Schwartzmann y Fabio Fognini.

Pero Nadal en menos de dos horas solventó el duelo para pensar en el siguiente que saldrá del ganador del cruce entre Del Potro, quinto cabeza de serie, y Gilles Simon.

Un total de 37 golpes ganadores y solo 12 errores no forzados adornaron el buen partido del doble campeón sobre la hierba inglesa, a lo que añadió acierto en la red y una contundencia poco habitual con su servicio gracias a sus nueve aces y solo una bola de rotura en contra, precisamente la que le provocó su único momento de apuro real en el encuentro, ya cuando iba dos sets a cero arriba.

El primer juego en blanco al saque logrado por Vesely no tuvo continuidad en el partido. En el segundo, el tenista español se lo arrebató y aunque ya no tuvo más opciones al resto, un juego casi perfecto al servicio, con sólo dos puntos perdidos, le permitieron rentabilizar al máximo ese break y encarrilar sin problemas el partido.