Fernando Galmán está jubilado desde hace unos años. Una retirada casi forzosa porque nunca ha dejado del todo su profesión, muchos menos de ir a cada partido del Liceo en el Palacio de los Deportes de Riazor. En el ático de su casa, para disgusto de su mujer, sigue manteniendo un taller al que sube todo tornillo o trasto que se encuentra por el camino. En uno de los partidos de esta temporada, de hecho, a Martín Payero se le rompió el patín. En concreto, la plancha. En seguida buscó a Galmán en la grada con la mirada. Sabía que era el único que le podía ayudar. Como agradecimiento, el argentino le invitó a una comida a la que también asistió Pepe Guillín, otro histórico del hockey en la ciudad, que actuó como padre de los jugadores que venían de fuera, sobre todo de los argentinos. Cuando subieron la foto del encuentro a las redes sociales, los mensajes llegaron desde todas partes del planeta. Galmán tiene 84 años, Guillín 86. Ahora que estamos con los homenajes, ellos podrían ser los primeros.