"No pensábamos en ir a ganar, solo en coger experiencia para nosotros mismos", afirma el coruñés Toni RipollToni Ripoll un día después de proclamarse campeón de Europa sub 17 de 420 junto al vilagarciano Jacobo García. Todos los esfuerzos desde que empezó a navegar en optimist, los viajes en tren de cada fin de semana a Sanxenxo para entrenar con su compañero, tuvieron su recompensa con un oro que lanza a los dos gallegos de cara al Mundial que será en Newport. "Habrá gente de otros países y mucha rivalidad, pero motivamos iremos", afirma el joven regatista herculino.

Tampoco la competición en Sesimbra (Portugal) fue fácil. "Empezamos bien", relata, incluso con una victoria parcial, "pero después tuvimos problemas con un descalificado y otra mala regata en la que fuimos los 39", recuerda. Eso les obligó a resetear para remontar. "Nuestro entrenador nos dijo que desconectáramos y que nos centráramos solo en hacer nuestra regata", continúa. Como resultado, empezaron a escalar posiciones y con un séptimo y un tercer puesto en la jornada final, solo les quedaba esperar a la posición final de los líderes hasta entonces, los polacos Jakub Golbiowski y Filip Szmit, a los que superaron por cinco puntos.

La competición fue todo un éxito para Galicia pues al triunfo del coruñés y su compañero se sumó el de los vigueses Martín Wizner y Pedro Amenerio en su 19. Un doblete que destaca la potencia de la vela gallega que ya ha dado a varios campeones olímpicos como la coruñesa Sofía Toro y Támara Echegoyen o Antón Paz y Fernando Echávarri. Estos últimos fueron los pupilos precisamente de Toni Ripoll padre, uno de los grandes entrenadores ligados a este deporte.

Con un progenitor como este, parecía casi imposible que Toni Ripoll hijo no se embarcase hacia el mar. "Desde pequeño siempre iba a cursillos de vela en Mallorca, donde pasamos los veranos porque mi padre es de allí. Pero no era nada en serio hasta que me apunté en A Coruña y ya pasé al optimist y ahora al 420", explica. La clase en la que compite y que le acaba de dar su primer gran éxito tiene como clave la compenetración con el compañeros. "Hay que saber comunicarse y llevarse bien", analiza. De ahí la importancia de sus viajes semanales a Sanxenxo. Un talento que viene de familia, por lo que parece inevitable preguntarle por los Juegos Olímpicos: "¡Uf! Eso está demasiado lejos, aún queda mucho trabajo. ¡Pero ojalá!".