El Campeonato de Europa de hockey sobre patines que se va a disputar en A Coruña tiene unos claros favoritos que no pueden escapar de la presión de sentir la pelota sobre su tejado ni rehuyen esa responsabilidad. Los once entrenadores de las once selecciones que participan hasta el próximo domingo en la cita continental contestaron ayer ante la prensa a la misma pregunta, cuál es el objetivo de su equipo. Las respuestas fueron de tres tipos. Las de Portugal y España, que no titubearon al asegurar que van a por el título. Las de Italia y Francia, que se quedaron un peldaño por debajo al hablar tan solo de las semifinales. Y después, el resto. Desde Suiza hasta Bélgica el concepto en común fue la clasificación para los World Roller Games de Barcelona en 2019.

Alejandro Domínguez, seleccionador español, fue directo. "Queremos recuperar el título europeo", dijo. Ya devolvieron el año pasado a España la corona mundial que le había arrebatado argentina en 2015 y eso les da alas para luchar por la continental. Destacó también que el combinado que dirige estuvo seis semanas preparando la cita y alabó el Palacio de los Deportes de Riazor como "escenario perfecto" para el campeonato. Luis Sénica, entrenador de Portugal, fijó la final como el objetivo de los suyos. "Y después ya se verá", señaló en una intervención emotiva en la que apuntó que era más importante lo que estaba haciendo Fabien Savreux por mantener el hockey sobre patines en Francia que todos los títulos que ellos ganan.

El galo había hablado antes de las dificultades que tenía su país, en donde las modalidades de patinaje han dejado de ser considerados de alto rendimiento, lo que ha rebajado las ayudas. En A Coruña, de hecho, la selección francesa es la menos numerosa, con solo ocho miembros, consecuencia de esta reducción. "Queremos llegar hasta las semifinales. Pero hemos tenido muchos problemas", aprovechó para denunciar. "Que aquí haya once selecciones no significa que el hockey en Europa esté bien", añadió. "Tenemos buenos jugadores, que están jugando en buenas ligas, pero la estructura en Francia no es la mejor. Ahora para nosotros se abren los años más difíciles, a ver qué podemos hacer", incidió.

También aprovechó Massimo Mariotti para quejarse de que el Europeo no fuera en Italia como inicialmente estaba previsto. "Por lo que fuera no pudo ser, pero A Coruña también está bien, aquí fuimos campeones del mundo hace treinta años", indicó precisamente uno de sus protagonistas. Mariotti situó a Italia un peldaño por debajo de España y Portugal y se fijó el objetivo en las semifinales. "Solo hemos ganado dos Europeos, ¿qué es eso ante los veinte de Portugal? Nada", se preguntó.

Uno a uno fueron saliendo los seleccionadores. De menor a mayor, es decir, en orden de clasificación en el último Europeo, así que las tres primeras en salir a la palestra fueron las que vuelven a la cita continental y que, por tanto, estuvieron ausentes en Oliveira de Azemeis (Portugal) en 2016: Bélgica, Holanda y Andorra. Por los belgas, su técnico Tonny van den Dungen, quiso destacar el regreso después de 22 años de su equipo, que solo piensa en los World Roller Games. Algo parecido a lo que expresó el representante de Holanda, a la vez que destacó que la suya es una plantilla joven que espera medirse a los mejores de Europa. Andorra es, con una media de 19 años, el equipo más joven y por eso Climont Muñoz aseguró que un país tan pequeño pueda dar guerra a otros más grandes ya tiene mucho mérito.

Tras ellos, Inglaterra, Austria, Alemania y Suiza. Por lo ingleses, el portugués Carlos Amaral destacó la juventud de su plantilla, pues solo uno es mayor de 25 años, y habló simplemente de "aprender" al jugar contra lo mejores. Su compatriota Nuno Meireles, que dirige a la selección austriaca, incidió en el cambio de su equipo, lo mismo que el catalán Jordi Molet en Alemania. "Están ilusionados e intentaremos hacerlo lo mejor posible", señaló. Por último, el asturiano Alejandro Rodríguez, indicó que su equipo tiene el difícil reto de defender la cuarta plaza.