Antoine Griezmann decantó la final. El delantero se convirtió en el jugador más determinante cuando el partido estuvo empatado. El atacante botó la falta que significó el primer gol de Francia. Con un toque sutil, hizo que Croacia se pegara un tiro en el pie. También provocó el penalti que él mismo se encargó de convertir, con el empate a un gol en el electrónico. En la Francia del físico, la calidad del Principito es casi invisible a la vista. Aun así, Griezmann fue el mejor jugador de la final.

El delantero es el líder del equipo campeón del mundo. Y en el conjunto de Didier Deschamps se le permite todo. "Estuve a punto de tirar el penalti a lo Panenka, como Zidane, pero al final decidí asegurar", explico después de haber levantado la copa. En la escuadra gala, en la que Mbappé acapara cada vez más miradas, el jugador del Atlético de Madrid lo ha sido todo: es el máximo artillero de Francia y el máximo asistente, con cuatro goles marcados y dos regalados.

La participación de Griezmann en Rusia ha sido excelsa y lo aplicó a los 90 minutos más trascendentales de lo que lleva de carrera. Fue el mejor de la final, lo que significa que ha sido en tres ocasiones el mejor jugador del partido. En Rusia, solo Modric puede decirlo. Eterno aspirante a entrar en el Olimpo de Messi y Cristiano, el tapado ya tiene algo que el argentino y el luso tendrán complicado de poseer: el título de campeón del mundo. Tras las vacaciones, en el Atlético de Madrid, el Principito estrena Imperio.