A principios de este mes de julio en Estrasburgo se celebró el Campeonato del Mundo de maestros y Manel Villadóniga revalidó su título del año pasado. Junto al coruñés representaron a la esgrima española Roberto Codón de Burgos e Igor Otaegui de Euskadi.

- ¿Ir al Mundial de maestros como vigente campeón era una responsabilidad añadida?

-Yo personalmente sí iba más presionado. Éramos favoritos aunque no lo quisiéramos ser para poder quitarnos presión. El año pasado dimos la sorpresa los tiradores españoles y ganamos.

-Así que esta vez, que ya eran conocidos, todo fue más complicado...

-Sí, mucho más pero también tuvimos suerte porque nosotros no podíamos cruzarnos hasta la final en ninguna de las tres armas porque éramos cabezas de serie. Competimos en las tres armas y eso desgasta mucho físicamente. La victoria fue un premio a todo este esfuerzo. El año pasado fui oro en florete y sable y este año solo en florete pero entre los tres españoles conseguimos doce medallas sumando individuales y por equipos.

-¿Qué es un maestro?

-Es una persona que tiene el título de entrenador de nivel 3. Es como ir sacándose los carnets de entrenador de fútbol, vas haciendo exámenes y todo está regulado por la federación.

-¿Este título es la máxima aspiración de un tirador?

-No. Siempre te queda el poder haber sido campeón mundial en categoría sénior o ser olímpico.

-Históricamente se dice que Francia es la cuna de la esgrima, ¿vivió un ambiente diferente durante la competición?

-Sí, es otro mundo. Son una escuela muy clásica y conservadora que mima la base. Eran el país con más tiradores en el campeonato.

-¿Le gustaría destacar en una disciplina que tuviese más reconocimiento que la esgrima a nivel social?

-No. En el círculo de nuestro deporte recibí muchas felicitaciones. Sabemos que en España solo venden el fútbol y los deportes que mueven dinero, pero aún así creo que cada vez se nos van haciendo más caso.

-¿Y cómo va de popularidad este deporte en A Coruña?

-Aquí la gente sabe lo que es y sabe que hay clubes. Nuestro club, el 100Tolos, va por los colegios difundiendo este deporte durante todo el curso y eso ayuda mucho a la difusión de la esgrima. Es más, yo diría que en A Coruña está de moda. Llevamos ocho años de trabajo duro y la gente empieza a apuntarse. Organizamos un campus de verano para el mes de julio y tengo que decir que hemos tenido que dejar a niños fuera porque no nos cabían. Tenemos 170 tiradores en el club, una cantidad que pocos clubes tienen.

-¿El participar en el Día del Deporte en la Calle ayuda de alguna forma a la difusión de los deportes minoritarios?

-Sí, mucho. En la edición de este año repartimos 10.000 papeles de un entrenamiento de prueba gratis y vinieron más o menos 70 personas a probar. Durante el pasado curso escolar estuvimos en seis colegios y pasaron por nuestra actividad cerca de dos mil niños. Si de todos te quedan 10 para el año que viene ya es un éxito y si de esos consigues fidelizar a 5 que vayan al club y empiecen a competir eso ya es genial.

-Y todos son una familia...

-Sí, eso intentamos conseguir. Cuando llegué de Estrasburgo con el oro mis alumnos me estaban esperando en el aeropuerto y eso es muy especial. Nosotros se lo hacemos a los niños cuando compiten fuera y que te lo hagan a ti también es precioso y demuestra que existe una unión y una conexión increíble.