Casi seis meses después de lesionarse en el pie y cuatro semanas más tarde de su amarga experiencia en el mundial de Rusia, los focos están de nuevo puestos en la estrella del PSG, Neymar, cuya participación hoy en la Supercopa francesa ante el Mónaco está aún en el aire.

El futbolista más caro del mundo se sumó a los entrenamientos del PSG este jueves en Shenzhen, China, lugar escogido por la Liga francesa para jugar la final de la Supercopa, la décima que se disputa fuera de Francia y la segunda en el gigante asiático, debido al potencial de un país donde ese deporte tiene millones de hinchas.

A pesar de estar convaleciente del golpe psicológico que le produjo la eliminación de Brasil en los cuartos del mundial ante Bélgica (2-1) y de acumular 30 horas de viaje hasta llegar a Shenzhen, Neymar se incorporó a la concentración entre abrazos y sonrisas, sobre todo a compatriotas como Thiago Silva o Marquinhos. Su nuevo entrenador, el alemán Thomas Tuchel, le saludó efusivamente, sabedor que del talento del brasileño dependerá su éxito.