¿Su condición de campeón del mundo redefinirá la geopolítica del vestuario del París Saint-Germain? Tras desembarcar en el PSG hace un año con la etiqueta de gran promesa, Mbappé inicia su segunda temporada en el club como una superestrella que ya no tiene nada que envidiar al crack Neymar.

Una foto cómplice a modo de reencuentro. Difundida esta semana en las redes sociales del PSG, la imagen de los dos cabezas de cartel del club parisino se supone que debe mostrar que la coronación de Francia y la nueva dimensión asumida por Mbappé durante el Mundial de Rusia no ha variado su privilegiada relación.

Pero para Neymar y Mbappé nada volverá a ser como antes en París. Campeón del mundo antes de cumplir los 20 años, el francés ha recibido los elogios de la leyenda Pelé, a quien el brasileño estaba llamado a suceder.

A los 19 años ha abandonado la etiqueta de prodigio para iniciar una nueva etapa como superestrella mundial después de ser una de las piezas clave de la selección francesa en Rusia.

"Tal vez mi estatus dentro del equipo pueda evolucionar por las cosas buenas de mi primera temporada y que han tenido continuidad en la Copa del Mundo. Quizás sea recibido de forma especial por mis compañeros, pero nada más", admitió el atacante en una entrevista en France Football.

Sin duda, no tiene el mismo tratamiento principesco que se encontró Ney en el momento de su llegada a París hace un año por un montante récord de 222 millones de euros, entre el retrato proyectado en la Torre Eiffel y la avalancha de aficionados en las tiendas para hacerse con su camiseta con el número 10.

Pero entre la ovación del cuerpo técnico y de sus compañeros, y los mensajes de felicitación colgados en el centro de entrenamiento, Kyky fue recibido como un héroe en su regreso a París.

Señal de su nueva ambición, el atacante formado en el Mónaco (fichado hace un año por 180 millones de euros) ha elegido un nuevo dorsal, el 7 (llevó el 29 durante su primera temporada), añadiendo que espera "afirmarse un poco más" con este "número histórico".

"El número también indica tus ambiciones, el jugador que quieres ser. Es un nuevo inicio, con un número como este se empieza bien", declaró en las redes sociales del PSG.

Tras salir del Barcelona para escapar de la sombra de Messi en su búsqueda del Balón de Oro, Neymar ahora va a tener que manejar su cohabitación con un serio rival para el título honorífico de mejor jugador del mundo en los próximos años. No necesariamente lo que había imaginado al venir a París...

¿La nueva situación puede acarrear un problema de liderazgo en el vestuario? "No, para nada, porque nuestra relación está basada en el respeto y la admiración recíproca. Me dijo que estaba muy contento por mí, y lo creo porque realmente es un buen tipo. Estoy convencido que no va a cambiar gran cosa en nuestro nivel de combinación y de cohabitación. Las cosas están claras entre nosotros", destacó Mbappé en France Football.

Un año después del "traspaso del siglo" Neymar tiene que evitar los mismos errores que le llevaron a entrar en conflicto con el uruguayo Cavani, 'niño bonito' de la afición del Parque de los Príncipes, que se puso de su lado en el conflicto con el brasileño.

Del penalgate con el uruguayo a sus polémicas simulaciones durante el Mundial 2018, el brasileño está condenado a reconquistar los corazones para hacer olvidar su imagen de individualista si no quiere ver como Mbappé le roba definitivamente el protagonismo.

Esto sucederá, además de por sus hazañas de fútbol en los terrenos de juego de la Ligue 1, también por los goles y asistencias junto a sus compadres de la MCN en la Liga de Campeones, el máximo objetivo del PSG.

Convertir a Ney en una máquina al servicio del colectivo: aquí está uno de los grandes desafíos que esperan al nuevo entrenador Thomas Tuchel.