El regatista coruñés Toni Ripoll se proclamó campeón del mundo de vela en la clase 420 navegando junto al arousano Jacobo García. Junto a ellos competían los también gallegos Marín Wizner y Pedro Ameneiro del Náutico de Vigo. La vela gallega tuvo una espléndida actuación en los Mundiales de 420 de Newport (Rhode Island, Estados Unidos) que se celebraron durante los últimos siete días. Al oro de Ripoll y García hay que sumar el bronce de Wizner y Ameneiro, lo que arroja un balance impresionante de dos equipos, dos metales.

Los nuevos campeones del mundo, el arousano García y el coruñés Ripoll, hijo de quien fue director del equipo olímpico español de vela de 2013 a 2016, tomaron el testigo de Wizner y Ameneiro, vencedores en el Mundial anterior. Campeones de Europa sub 17 en Sesimbra semanas atrás, en el campo de regatas estadounidense mandaron desde la tercera jornada y en la quinta cedieron el liderato ante las mallorquinas Marina Garau y Blanca Cabot (Club Marítimo San Antonio de la Playa).

Desde el principio, la batalla por el oro en el campo de regatas diseñado en mar abierto se libró entre mallorquinas y gallegos, con la única tregua de la segunda jornada, en la que no hubo viento. Ambas tripulaciones alcanzaban el último día casi a la par, con las baleares primeras con 55 puntos, por 57 de los gallegos. Y en la antepenúltima y penúltima regatas, primera y segunda del día, no fallaban: cuartas y terceras, frente a un séptimo y un noveno puesto del barco de Sanxenxo. La ventaja crecía (62 por 73) y los griegos Odysseas Spanakis y Konstantinos Mixalopoulos se acercaban (77).

Pero los campeones continentales sub 17 dieron un golpe de mano en la regata final: tercer puesto frente al decimosexto de la otra tripulación española y al quinto de los helenos. Oro. Segundo metal dorado en el plazo de un mes tras el título europeo en Portugal. Entre los 42 regatistas de once países, el nivel fue enorme: hasta nueve barcos se apuntaron victorias parciales, con los griegos Spanakis y Mixalopoulos (bronce), sus compatriotas Melina Pappa y Maria Tsamopoulou (cuartas) y los estadounidenses Justin y Mitchell Callahan (duodécimos) con dos victorias cada uno como regatistas con más triunfos.

Ripoll, tripulante del Código Cero, explicó a la organización que "cuando cruzamos la línea en la regata final, solo esperamos ver dónde terminaban las chicas, pero sabíamos que el título masculino era nuestro ya que solamente teníamos que vencer a los griegos".

García y Ripoll, al igual que Wizner y Ameneiro, se preparan en Vilagarcía, en el Centro Galego de Vela. "Entrenamos con nuestros compañeros Martin Wizner y Pedro Ameneiro, entrenamos duro y corremos regularmente", dijo Ripoll, quien confesó: "en la última regata pensamos en hacer algunas cosas, pero luego lo descartamos; hicimos nuestra regata no apartando la vista de los griegos". Y concluyó con un tajante: "Es grandioso ser campeón del mundo sub 17, y estoy muy feliz porque hemos trabajado mucho".

En Open (categoría absoluta), Wizner y Ameneiro fueron bronce, firmando un nuevo podio por segundo Mundial consecutivo. Los australianos, discretos en anteriores citas internacionales, se salieron desde el segundo día y nadie les tosió. Se impusieron en cinco pruebas y en el resto no bajaron de la sexta plaza.

Mientras, vigués y pontevedrés fueron in crescendo. En la fase clasificatoria empezaron en la sexta plaza tras las dos primeras pruebas, subieron a la quinta con dos regatas más y al tercer día de clasificatorias por grupos, el Ence ya era segundo, con su peor puesto como descarte. Entraban en el grupo Oro, el que se disputaba las medallas, bien colocados.

La penúltima jornada los mantenía con cierta distancia sobre sus rivales directos, los estadounidenses Dylan Ascencios y William George, los australianos Otto Henry y Thomas Larkings, una tripulación canaria (Elías Aretz y Pablo García) y la canario-levantina de Luis Miguel Hernández y Nacho Balaguer. Y en el día final, dos buenas regatas los colocaban con 60 puntos, por 74 de Hernández y Balaguer, 77 del dúo Aretz-García y con los norteamericanos muy lejos. Los gallegos eran bronce.