Es probable que el dominio del Barça y de Real Madrid en la Liga, con la aparición de vez en cuando del Atlético de Madrid como estrella invitada, termine una temporada de estas y, de ese modo, podamos disfrutar de un campeonato con emoción en las alturas. Pero aún no. Todavía no. Ahora no. Tras dos jornadas de Liga, el Barça y el Madrid han dejado claro que siguen siendo el Barça y el Madrid, que lo seguirán siendo por mucho tiempo y que hace falta mucho más que un lamentable estado del césped o el entusiasmo de un equipo como el Girona para que culés y merengues recuerden el sabor de la derrota. Sin embargo, observo en los seguidores del Barça, del Madrid y hasta del Atlético de Madrid una tendencia a mirar de reojo al contrario más que a celebrar sus propias plantillas, de forma que muchos preferirían debilitar al rival o que no ganara títulos antes que fortalecer su banquillo y aspirar a ganar campeonatos. Un chiste de la Unión Soviética, citado por Steven Pinker en su interesantísimo ensayo En defensa de la ilustración para hablar de la desigualdad, puede explicarlo mejor.

Igor y Boris son unos campesinos extremadamente pobres, que apenas logran cultivar en sus pequeños terrenos lo suficiente para alimentar a sus familias. La única diferencia entre ellos consiste en que Boris posee una cabra escuálida. Un día a Igor se le aparece un hada y le concede un deseo. Igor dice: "Mi deseo es que se muera la cabra de Boris". Sin duda, el deseo cumplido de Igor hace que los dos campesinos sean más iguales, pero ninguno ha mejorado su condición. Si sustituimos a Igor y Boris por dos aficionados del Barça y del Madrid, de forma que no hablamos de dos campesinos pobres sino de dos futboleros ricos en títulos, victorias, fichajes y alegrías futbolísticas, y hacemos que un hada les conceda un deseo, me temo que el primer pensamiento no irá dirigido hacia sus propios equipos, sino hacia el rival. Si usted es un culé convencido y puede pedir un deseo, ¿ese deseo no será que el Madrid no vuelva a ganar la Liga de Campeones? Si usted es seguidor del Madrid y puede pedir un deseo, ¿ese deseo no será que Messi tenga una gripe que le dure varios meses? Que el Madrid no gane su cuarta Liga de Campeones consecutiva no significa que el Barça sea campeón de Europa, y que Messi tenga que pasarse los próximos nueve meses en la camita viendo el fútbol en la tele no garantiza que el Madrid de Lopetegui consiga llenar el hueco que dejó Cristiano Ronaldo. Ni Barça ni Madrid mejoran su condición deseando el uno la derrota del Madrid en la Liga de Campeones y pidiendo, el otro, una gripe para Messi. Pero, como sucede con el campesino del chiste, el mal de los demás a veces significa más para el bien propio que el propio bien en forma de cabra o campeonato.

¿Qué prefiere un culé, que el Barça fiche a Pogba o que el Madrid no fiche a Neymar? ¿Qué prefiere un madridista, que Dembélé se convierta en un fracaso histórico o que Vinicius Jr. explote como jugador esta temporada? ¿Qué desea más un culé, que Sergio Ramos falle un penalti decisivo o que Munir empiece a marcar goles de vez en cuando? ¿Qué desea más un madridista, que Piqué cometa un fallo épico en el Bernabéu o que Benzema marque un gol en el Camp Nou en el minuto uno? En definitiva, ¿qué proporciona más felicidad futbolística, que un hada nos regale una cabra, o que un hada haga que se muera la cabra del vecino?