Rubén Baraja, entrenador del Sporting de Gijón, ha convertido a El Molinón en su mejor aliado. El triunfo del domingo ante el Extremadura amplió el buen inicio liguero -ganó la jornada anterior al Nàstic en casa y abrió la Liga con empate en el Alcorcón- y dio continuidad a los grandes números en casa del técnico desde su llegada al banquillo en diciembre del año pasado. Trece victorias en quince partidos disputados en el municipal gijonés acreditan la regularidad y una de las grandes fortalezas heredadas por el nuevo Sporting. Nueve de esos encuentros acabaron con la puerta a cero, lo que define un poco más una filosofía que esta campaña cuenta con un matiz añadido: el centro del campo asume una mayor responsabilidad en el gol.

Nacho Méndez cerró la victoria ante el Extremadura y evidenció, una vez más, el valor de la segunda línea en el nuevo esquema de Baraja. El Sporting parece diseñado para hacer de la segunda jugada una de sus fuentes más ricas para ver puerta. Se nota en la libertad de los dos interiores que juegan por delante del pivote defensivo -Hernán Santana y Sousa ante el Extremadura- y lo demuestran los números. Los cinco goleadores del equipo, hasta el momento, son centrocampistas: Nacho Méndez, Lod, André Sousa, Santana y Carmona. Este último, con la salvedad de que su tanto llegó desde el punto de penalti.

Djurdjevic, delantero estrella del nuevo proyecto, se quedó sin ver puerta ante el Extremadura, aunque tuvo en sus botas al menos dos buenas ocasiones para estrenarse. Sin embargo, la labor de desgaste del serbio, que forzó la expulsión de Djalo y permitió al equipo avanzar a través de su fortaleza en el juego de espaldas, facilitó el camino a un Sporting que tuvo en la medular a los protagonistas de los tantos del triunfo. Djurdjevic, agotado, acabó cediendo su sitio a Nacho Méndez, que resolvió el partido con el tanto definitivo. También resultó decisiva la aportación Neftalí, el otro delantero que tomó parte en el partido, al ser quien provocó el penalti que a la postre abrió el marcador

Lleve el nombre que sea, el gol se reparte ahora más allá del área tras una campaña en la que Santos terminó convertido en el hombre de referencia para buscar el marco rival. Nacho Méndez es un buen ejemplo del cambio de dinámica. Hizo su primer tanto en Liga con el primer equipo el pasado domingo, en el que se convirtió en el decimocuarto partido en el que participó, en competición liguera, desde que debutó ante el Lugo en agosto del año pasado. Él está siendo uno de los grandes beneficiados de un dibujo que le permite sumarse más al ataque y también reivindicarse en busca de un sitio en el once titular.

André Sousa es otro de los nombres propios de las buenas sensaciones del Sporting. El luso hizo tres goles el año pasado en Os Belenenses, y esta campaña ya se estrenó en la primera jornada. El tanto del luso ante el Alcorcón rescató un punto y empezó a centrar las miradas en las soluciones que aporta la segunda línea. Santana, abriendo el marcador ante el Nàstic, mantuvo la línea con un tanto que además también fue el primero desde su llega a Gijón. Lod completó el triunfo ante los catalanes, en una jugada colectiva en la que el finlandés fue otro de los que subrayó que tanto asociándose como definiendo puede ser uno de los futbolistas que marque diferencias.