Los entrenadores, en determinacas categorías, sobre todo en la base, tienen que ser también educadores. Un ejemplo lo dio el entrenador del equipo prebenjamín del Cire Melide, que antes en la charla previa a la final de un torneo de fútbol le dio a sus jugadores una lección de deportividad y de respeto hacia el rival.

"Si ganamos, le damos la mano primero al rival y después lo vamos a celebrar todos juntos", les arenga Kike, aunque también le resta importancia a la derrota porque sería "ser los segundos de muchos equipos". De hecho, les pide lo mismo tanto si ganan como si pierden. Dar la mano al rival y después, celebrar. Y por último, respeto máximo hacia el árbitro. Palabras y actitudes que fomentan el espíritu deportivo.