David Arcay y Andrés Pita se mueven como peces en el agua. Uno en el río (y en lago) y otro en el mar. Tanto que este verano ambos se proclamaron campeones del mundo por equipos formando parte de sus respectivas selecciones españolas. Arcay en pesca con mosca tras un campeonato apretadísimo en Italia; y Pita en pesca submarina, un triunfo logrado en Portugal. Aunque estos dos deportes suenen parecido, solo tiene en común el nombre. Y que las dos medallas de oro son de A Coruña.

Las diferencias son grandes entre estas dos modalidades. Una es en río y otra en mar; una en sin muerte y en otra se tienen en cuenta las capturas; una es en la superficie y otra bajo ella. Pero sus historias personales sí que son parecidas. Desde pequeños han estado ligados a estos mundos, desbordan conocimientos, han movido cielo y tierra para luchar por sus sueños e hicieron de su pasión su profesión -Arcay tiene la tienda online Arcay Fishing y Pita es buzo profesional-. Llegaron a la cumbre a base de esfuerzo, constancia, talento y mucho sacrificio personal.

El más experimentado es David Arcay, aunque solo tiene 27 años. Con el último oro, ya suma cuatro, uno individual y tres por equipos, que valora tanto o más. No es fácil dominar la pesca con mosca. "Es una suma de muchos pequeños detalles", explica. Van desde la técnica de lance, ya que lo hacen sin carrete, los conocimientos del río, el estado físico, que también es importante, y la elección de las moscas, que ellos mismos elaboran.

Por eso antes de las competiciones importantes, como este Mundial, se desplazan una semana antes para estudiar el río y determinar qué técnicas y moscas funcionarán mejor. Eso da una teórica ventaja a los locales. "Cuando estás curtido en mil batallas, en un par de días ya le pillas el aire al río", dice. Además, el potente equipo español está desarrollando técnicas que les funcionan allá por donde van. Aunque al final lo que cuenta es "echarle horas".

En la pesca submarina el conocimiento del mar sí que es fundamental. "Si solo reconocemos la zona un par de días, un local nos funde", responde Andrés Pita a su paisano. En su caso, estuvo tres semanas en Sagres para preparar el Mundial. La selección española estaba formada por tres equipos de tres: el titular, el reserva y el auxiliar. Él era el reserva, pero igual de indispensable, porque los tres se dedicaron a estudiar todos los detalles para el día de la competición: "Machacas la zona, nadas, buscas, marcas dónde están los peces, dónde se mueven, cómo van las mareas...".

Un trabajo fundamental para el oro como ya lo había sido en el Euroafricano de 2011 y en el Mundial de Perú en 2014, cuando también subió a lo más alto del podio. "El de Lima fue el más especial con peces totalmente diferentes en una zona muy parecida a Galicia".