Loris Benito, el lateral izquierdo del Young Boys, sólido aspirante a la selección suiza para competir con otro gallego, Ricardo Rodríguez, tiene sangre coruñesa. De padre asturiano y madre nacida en la ciudad herculina, en Pastoriza su abuela Claudina siempre ha hecho lo imposible para ver los partidos de su nieto, Loris. Se crió en una casa con una clara querencia blanquiazul y aún es hoy el día que está pendiente de lo que ocurre en torno al equipo de su infancia. Un deportivista de la emigración jugando la Champions ante el Valencia.

- Loris Benito. En el nombre se adivina ya su ascendencia.

-Así es... Yo nací en Aarau, Suiza. Mi madre es de A Coruña y mi padre de Asturias. Toda la vida he estado en España visitando a mis abuelos y disfrutando de las vacaciones de verano. Y aquí me tiene.

- Cuénteme un poco más. ¿Dónde pasaba esas vacaciones de verano?

-Unas vacaciones las pasaba en Pastoriza visitando a mis abuelos por parte de madre. En las otras íbamos a Torrevieja (Alicante). Allí mis abuelos paternos tienen el típico apartamento en la costa. Sinceramente, el sol de España se echa de menos por aquí.

- Padres españoles emigrados a Suiza en busca de un futuro, vacaciones y amigos en el lugar de origen de los abuelos, amor por el fútbol. Seguramente, estamos ante un jugador que se crió enganchado a la liga española...

-Claro. Sigo las competiciones y los equipos españoles con muchísima pasión. Me acuerdo que empecé a seguir la Liga en los tiempos de Rivaldo en el Barça... Sobre todo, he seguido al Deportivo y al Barcelona. Es algo que no he cambiado hasta el día de hoy.

- Entonces, ¿puede decirse que Loris Benito es deportivista y culé?

-Ahora siendo futbolista profesional lo de ser fan cambia un poco. No lloro si el Barcelona pierde. Sí me supo mal el descenso del Deportivo, pero estoy muy pendiente de todos los resultados y de cómo se encuentra cada club.

- Tiene 26 años, ¿cuál ha sido su recorrido hasta ser hoy el lateral del campeón helvético?

-Como dije, nací y crecí en una ciudad que se llama Aarau. Cuando empecé a jugar el Aarau formaba parte de la Super Liga suiza. Curiosamente, Seoane (exjugador blanquiazul), nuestro técnico hoy en el Young Boys, jugó en este equipo y también mi tío. El año que debuté con 17 coincidió con mi tío, era el portero... El equipo bajó y yo seguí dos años como profesional. Luego fiché por el Zúrich, volví a la primera división jugando dos años y medio antes de marcharme traspasado al Benfica. Sólo estuve un año en Lisboa. No había jugado mucho y quería ir a la Eurocopa de Francia con Suiza, así que cambié de nuevo buscando más protagonismo. Regresé a mi país y llevo ya cuatro años en el Young Boys.

- ¿Qué le pareció el Valencia?

-El Valencia es un gran equipo, juega bien al fútbol. Técnicamente son muy fuertes. Antes del partido sabíamos lo que nos esperaba y nos preparamos para contrarrestarlo con nuestras mejores armas. Y se confirmó. Les gusta jugar con la pelota y lo hacen hacia delante. Nos lo pusieron muy difícil, pero al final ellos pueden estar más contentos con el punto que nosotros. En la segunda parte hicimos méritos para haber sumado los tres puntos.

- Por cierto, espectacular la afición en el Stade de Suisse.

-¡Sí! Nos apoyan muchísimo. Jugar la Champions ha sido el sueño de todos. La temporada pasada tuvimos un equipo muy fuerte -salimos campeones- y este año también lo tenemos. Hemos merecido estar en esta competición y cada uno de nuestros hinchas están muy contentos, súper orgullosos de este club. Es una afición increíble, nos dan muchísima energía.

- ¿A los jugadores del Young Boys les sorprendió el bajón del Valencia, se nota de tú a tú en el campo que es un equipo que no está bien?

-El Valencia ha tenido tiempos en los que tuvo más confianza. Los resultados de los nueve primeros partidos de Liga no les han ayudado, empataron siete, y ahora otro empate en Champions... Es un equipo al que, de momento, le falta la confianza, pero su calidad es indiscutible. La tienen y la tendrán siempre. Nosotros les tuvimos el máximo respeto que podíamos tenerles. Después creo que confiamos mucho en nuestras fuerzas, sabíamos que nuestro juego físico y nuestro césped les iban a disgustar, a incomodar mucho... y en los últimos 25 minutos estaban casi muertos. No se podían mover porque sabemos que con nuestro juego ofensivo, muy rápido. No hay muchos equipos que puedan aguantarlo en nuestro campo, acompañar nuestro empuje hasta el final. Teníamos esa ventaja, que al final no acabamos de cobrárnosla de la mejor manera.

- El 7 de noviembre en Mestalla la película será totalmente diferente. ¿Creen en la opción de acabar terceros de grupo?

-Nosotros vamos partido a partido. Este fue un partido positivo para el Young Boys, nos ha dado mucha confianza, sumamos el primer punto e hicimos el primer gol del club en la Champions League. Nos quita la presión, nos alivia y jugaremos con más tranquilidad en casa del Valencia. Pero sí, va a ser un partido totalmente distinto.