Con un centro del campo escaso de lujo y con un planteamiento raquítico en el que se paladea el error del rival por encima del acierto propio, el Manchester United sucumbió ante la consistencia y tranquilidad de un Manchester City consciente de su superioridad (3-1).

David Silva primero, Sergio Agüero después y Ilkay Gündogan al final, destaparon las carencias de un Manchester United que dejó una imagen pobre.