Era un 12 de enero del año 2000. Miércoles. Martín Payero y sus compañeros en el Liceo, los Ramón Canalda, Facundo Salinas, Carlitos López, Miguel Ángel Sánchez, Darío Rigo y compañía, se encontraban en plena preparación para visitar el fin de semana al Reale Alcobendas en la OK Liga. Mientras, en otro punto no muy lejano de la misma ciudad, A Coruña, empezaba la vida para el pequeño Dani López sin saber que prácticamente diecinueve años después sería compañero de aquel argentino que era todo clase, y que ambos marcarían con el filial del equipo verdiblanco en el mismo partido de OK Plata, como el sábado en Sant Feliu. El veterano y el benjamín de la plantilla. Varias generaciones entre ellos pero una pasión común, el hockey sobre patines.

De Martín Payero se dice que vive una segunda juventud. No es que sea viejo. Solo va camino de los 42 años. Es mayor incluso que el propio entrenador del equipo, su compatriota Andi Colaianni. Pero parece que por él no pasa el tiempo. Ahí está, jugando lo que le echen. Si es en Liga Europea, como fue el caso del partido contra el Sporting de Portugal de la semana pasada, Liga Europea. Si es en OK Liga, como la temporada anterior con los de Juan Copa, OK Liga. Y si es en OK Plata con el filial, con el que debutó el sábado tras volver de su habitual gira por Angola, pues que sea OK Plata. Lo importante es seguir jugando. No se cansa. Y echa un stick allá dónde más se le necesite.

Su presencia en el filial no es solo una ayuda para intentar alcanzar los objetivos -es la permanencia en la segunda categoría nacional y de momento el equipo va sobrado, ya que es cuarto- sino un ejemplo de profesionalidad para los que están iniciando sus carreras y que ansían hacer del hockey su modo de vida. Uno de ellos, el propio Dani López, una de las joyas de la cantera que incluso llegó a debutar esta misma temporada en la OK Liga.

Y aunque ya parezca un veterano, porque lleva marcando goles desde mucho antes de tener edad legal para conducir, Adrián Candamio puede meterse también en el mismo saco de los jóvenes. Ese 12 de enero del 2000, de hecho, a él le faltaba un mes y dos días para cumplir los cuatro años. Puede que incluso se estuviera poniendo los patines por primera vez. El sábado fue el auténtico protagonista del encuentro en Sant Feliu, la primera victoria verdiblanca fuera de casa. No solo por sus cuatro goles, lo que aumenta su nómina a once y lo sitúa segundo en la tabla de pichichis. Sino por su sangre fría. El último lo marcó de falta directa y una segundo para la conclusión del partido. Él y Martín Payero ya habían coincidido antes en el último proyecto del Cerceda en la OK Liga. Talento, juventud y potencia para un Liceo que apunta alto.