El Rayo Vallecano hizo valer el gol que logró a los treinta segundos del inicio, a través de Medrán, con el especial protagonismo de Dimitrievski al impedir el empate en el minuto 87 tras desviar el penalti lanzado por Míchel, el primero que pitaban al Valladolid en liga.

Los aficionados que llegaron con retraso no pudieron ver el tempranero gol del Rayo, ya que tan solo habían transcurrido treinta segundos, cuando los madrileños robaron un balón en el centro del campo tras lo que, en una gran jugada, Raúl de Tomás dejó el balón medido a Medrán para que éste cruzara y sorprendiera a Masip.

Es el mejor ejemplo para grabarse a fuego la necesidad de salir con intensidad y concentración, ya que nadie perdona ninguna ocasión, ni siquiera con el partido recién comenzado, y menos cuando enfrente está un Rayo con ambición y ganas de reivindicar, con resultados, su buen juego. Ese gol ralentizó la circulación del balón, tanto por parte del Rayo, como de un Valladolid que no encontró su sitio.