El Atlético de Madrid se despidió ayer de la Copa del Rey en el estadio Wanda Metropolitano doblegado por el Girona tras un nuevo empate que firmó Seydou Doumbia en el minuto 87, que frustró la remontada que había materializado instantes antes Antoine Griezmann y que culminó una clasificación histórica. El Sevilla y el Madrid, por su parte, confirmaron los pronósticos. Los andaluces perdieron por 0-1, pero hicieron valer el 1-3 de San Mamés. Lo mismo que el Madrid, que cayó por 1-0 ante el Leganés, al que se había impuesto en la ida por 3-0.

Para el Atlético fue un golpetazo, eliminado por primera vez en la era Simeone en los octavos de final, y una victoria de prestigio del bloque catalán, por primera vez en cuartos, tras un duelo vibrante en el que pudo pasar cualquiera. El 1-1 de la ida dejaba todo abierto y el Wanda Metropolitano podía ser el factor decisivo de la eliminatoria copera. Así parecía cuando Kalinic hizo el primero de los locales en el minuto 12. El Atlético iba ya por delante y él era el dueño de todas las ocasiones. Por eso nada hacía predecir que sería el Girona el que igualara la contiende antes del descanso con un gol de Valery Fernández en el 36.

No fue el único aviso catalán. Al filo de la hora de partido Stuani metía el segundo, lo que debido al valor doble de los goles en campo contrario obligaba al Atlético a remontar. Ya no le valía el empate, aunque el 1-1 tampoco de mucho, solo para forzar la prórroga. La primera respuesta fue rápida, a los cinco minutos, ya con Griezmann en el campo, que inició la jugada culminada por Correa. El francés, ya en la recta final, marcó el 3-2. Una alegría que no duró mucho por el mazazo final de Doumbia.