Nada más empezar la segunda vuelta el Liceo ya se lo juega todo en la OK Liga con su visita al Barcelona en el Palau Blaugrana (21.15 horas). El sorteo emparejó a los dos equipos que habitualmente se disputan el título en la primera jornada de cada una de las dos partes del campeonato. Y las circunstancias hacen que un tropiezo coruñés pueda salir muy caro. Primero contra segundo, los verdiblancos se encuentran a una distancia de cuatro puntos de su rival de esta noche. Si ganan, la recortarán a solo uno y darán vida al campeonato con todavía 14 partidos por delante. Si pierden, la cuerda se estirará hasta los siete, una renta que parece casi imposible que los culés dejen escapar. También es posible la opción intermedia, con un empate que deje todo igual. Pero también implicaría que el Liceo tendría el golaveraje perdido con el Barcelona, que se impuso en A Coruña por 4-5 en el arranque del curso.

De un Barça-Liceo hay pocas cosas que no se hayan dicho ya. Sus enfrentamientos son épicos y hay tanta calidad entre las dos plantillas que puede suceder cualquier cosa y tirar por tierra cualquiera de las teorías que se aventuren en la previa. Se puede hablar de que los porteros serán decisivos, con la dupla inigualable Sergi Fernández-Aitor Egurrola y Xavi Malián, que no se queda atrás en talento, y sin embargo, ser un partido de muchos goles -como el que jugó el Barça el sábado contra el Oliveirense portugués, que finalizó 7-6- con los pichichis Pablo Álvarez y Carlo di Benedetto, la definición de João Rodrigues y David Torres, la clase de Ignacio Alabart y el disparo de Pau Bargalló, Sergi Panadero, Marc Coy y Sergi Miras. O puede ser un partido marcado por las defensas, donde Matías Pascual, Nil Roca y, sobre todo, Eduard Lamas, el mejor jugador del Liceo esta temporada, tengan mucho que decir.

No hay que quitar, así lo dice la tradición, la vista de los árbitros. Los designados para llevar el duelo de esta noche son Josep Ribó y David Cantos. Sin caer en el absurdo discurso victimista, los verdiblancos han vivido en los últimos tiempos, por decirle de alguna manera, cosas raras. Pasarán años sin que nadie pueda olvidar lo sucedido la temporada pasada en el Palacio de los Deportes de Riazor, cuando el partido estaba empatado y Sergi Miras marcó en el último segundo. Primero lo dieron por válido, después no y este no subió al marcador. Fue un resultado que supuso un antes y un después en el trascurso de lo que quedó de liga, porque con la victoria el Liceo se hubiese puesto primero. Decisiones, no obstante, difíciles de tomar, aunque la sospecha coruñesa pasa por que siempre caen del mismo lado. Cuando las diferencias en la pista son tan mínimas, cualquier pequeño detalle decanta la batalla, pero muchas veces la labor de los árbitros es simplemente testimonial. Es decir, pitan penaltis, pero no los meten.

Y aquí entra otro de las factores clave, la bola parada. Una y otra vez los verdiblancos han suspendido esta asignatura, en tremenda desventaja con los azulgrana. No obstante, los números del Liceo en esta temporada han mejorado considerablemente a pesar de que tanto en las estadísticas de penaltis como en las de faltas directas va por detrás del Barcelona. Los culés son segundos en la efectividad en faltas directas. Han anotado 6 de las 14 de las que han dispuesto durante la primera vuelta, casi un 43% de acierto. Un poco menos, el 33%, es el porcentaje que luce el equipo coruñés en la quinta plaza, con 5 de 15 convertidas. En cuanto a los penaltis, de nuevo el equipo dirigido por Edu Castro marcha segundo con 2 de 3 (66%), solo un poco mejor que el Liceo, con un 62% y 5 de 8. Por último, la mayor rotación de los de la Ciudad Condal es su mayor ventaja. Juega con ocho y Juan Copa solo cuenta con seis.

Al Liceo no le queda otra que minimizar errores y ser más efectivo que nunca con sus opciones en ataque. Ya le ha ganado una vez esta temporada, una victoria que le sirvió para ser campeón de la Supercopa de España. Otro título está en juego ahora, aunque no directamente. El devenir de la temporada dependerá de ello.